viernes, 25 de diciembre de 2009

Navidad, dulce Navidad.




Querid@s, ha llegado la Navidad, y desde este blog os queremos desear todo tipo de buenaventuras y de bellos deseos.

Atrás quedó un año bien feo; para la economía, para los bancos, para sus directivos, para Berlusconi, para 3,5 millones de trabajadores, y para Britney Spears.
Un año caprichoso e impar, que como el anterior, por lo de caprichoso les digo, nos ha llevado de cabeza. Menos mal que el Barça nos ha llenado de hondas satisfacciones, que sino, no sé que hubiera sido de nosotr@s.

Y es que la vida es esto; una cucharadita de miel, y otras seis de aceite de ricino.

Este año incluso, he puesto el árbol de navidad. Hacía años que no lo ponía. Cuando mi hija era pequeña, como todos los entes cuando tenemos hijos pequeños, colgaba atuendos navideños hasta de mis orejas. No sé si para revivir mi infancia de mandarinas o para inculcar en ella los valores culturales que a mí me inculcaron, aun sin ser ni pizca de católico-practicante, o católico-ATS, como prefieran.

Mi hija ya es mayor, pero este año ha compartido conmigo este primer pack navideño. Habrá padres que entiendan que es esto del “pack” navideño, otros afortunados no tanto. Como les decía, contagiado creo que por su juventud, o quizá por su madurez infantil, aunque también inducido por ese horror de los padres a que nuestros hijos crezcan, que he desempolvado el árbol de Navidad, vistiéndolo de colores y luces.

Y lo cierto es que me gusta, me gusta ver el árbol de plástico, porque uno es folclórico pero ecologista, centelleando indiferente a mi algarabía. Me gusta aunque me traiga al pairo el trasfondo religioso que se trasluce en todo esto. Al fin y al cabo, si de evitar todo lo que tiene un trasfondo religioso se tratare, ni defecar uno en viernes santo podría. Me gusta porque revivo mi infancia de mandarinas y también la de mi hija. El gran éxito de mi vida. Mi fuente energética.

Es lícito que uno decida no ser padre/madre, qué duda cabe. Es licito y muy valiente, por cierto. Muy mucho, diría yo, si mi “alter ego” me permite poner dos adverbios juntos. Valiente por lo que se supone de trasgresor, el pasarse por el arco del triunfo uno de los valores biológicos y culturales más arraigados con los que uno crece.

Siempre, claro está, que esto no se haya decidido encodillado en moderneces estrafalarias. Porque si así fuera, mejor hacer una buena provisión de fondos, puesto que algún día llegará la factura. Conozco sobre ambos casos, y realmente me provocan muchísima indiferencia, lo cual, es ya en sí misma un signo de extremada tolerancia. Aun en ambos casos, también les digo que no saben lo que se pierden.

Aunque claro, también cabe pensar; que quizá sea yo quien no sabe donde se ha metido. Ahora que lo pienso, también es posible. La hija, la consuegra, los nietos, la abuela del marido que no aguanta esfínteres y que fuma en el WC mientras todos cantamos el “fum fum fum”, la otra que dice que tu cuñada me ha mirado con cara de “cómo queriendo decir que estas gorda como un hipopótamo”... En este caso, también mi paternidad se merecería un respeto, como cualquier otra persona que a ojos de un tercero, la caga.

Así que me llevo a una reflexión final; como en esta vida no hay situaciones ideales que valgan, mejor nos respetamos todos, y ninguno hagamos demasiada bandera de nuestras particularidades, porque lo que a unos les parece una heroicidad, a otros les provoca risa floja.

Tengo un amigo que es gay, y que está rotunda e inflexiblemente en contra de aquello del “orgullo gay”, de manifestaciones multitudinarias en carrozas de colores, y de otros “borisizaguirrismos”, como él los llama. Parece mentira ¿no?. Pues es porque para él, la reivindicación, el orgullo de ser gay o heterosexual, o monja de clausura, o butanero, consiste en llevar su cotidianidad con naturalidad y con dignidad. Que en el mundo hay muchos perjuicios en todas las direcciones, y que con estos se las ve uno día a día. Y lucha. Seas gay, cojo, manco, sordo, anciano, demasiado joven para que te escuchen, zurdo, hijo adoptivo, con un piercing en el escroto, emigrante, o mujer. Pero que esto de hacer de sus tendencias sexuales, hoy, una bandera... como que no le dice nada. Más bien incluso, le molesta.

Y es que, como las luces de mi árbol, sus atuendos y abalorios, para gustos se inventaron los colores.

lunes, 7 de diciembre de 2009

EL OLOR DE LA MANDARINA


¿A ustedes no les pasa que cuando van al cine y una enorme señora con bigote se sienta a su lado, macerada en un profundo perfume francés de esos que vienen en frascos de diseño y cuyo nombre es impronunciable, que acaban asociando el jumo en cuestión con la protagonista de la película? A veces no dejan de producirse situaciones absolutamente insólitas como pueda ser ver al ilustre Humphrey Bogart oliendo a “Le parfum de la femme libidineuse d'aujourd'hui”.

Sin embargo; de lo que quiero hablar es del olor a mandarina. De la bruma cítrica que se mantiene en el salón después de pelar una mandarina. De los dedos rezumando recuerdo durante largos momentos.

A mi el olor a mandarina me remite a escenas de la infancia. A mi familia, al invierno, al televisor que narra noticias mientras te preparabas para regresar a la escuela.
Mi madre era muy pulcra en ese sentido. Cada día, después de comer, nos sentaba a mi hermano y a mí en unas sillas frente a la puerta del lavabo, y nos repasaba los brazos, las rodillas, la boca y las manos. Pero a pesar de aquel ritual diario, el olor de la mandarina subsistía, y mientras la profesora dormía su siesta, uno se olía las manos abandonando ese mundo aburrido por el recuerdo de sus juguetes, del ruido de casa, de los vestidos de su madre, de los juegos con su hermano, y de la televisión que narraba noticias.

El olor de la mandarina me relaja. Creo que me relaja porque, al transportarme a esa infancia que les cuento, me hace sentir protegido. ¿Quién en su infancia no se sintió protegido? ¿Y quién en su adultez no se siente un poco con el culo al aire?

Pero más allá de filo-meditar, permítanme que rompa con este momento-clementina para que les comente algo que he leído esta mañana en un foro femenino. Una chica escribía amargamente que no sabía qué diantre podía hacer para eliminar el tufo a mandarina de sus dedos morcillones. Que ya lo había probado todo y que antes de proceder a mutilarse los dedos, esperaba del respetable un atisbo de solución.
Por supuesto que, al poco tiempo, la típica sabelotodo de siempre ha respondido a la pobre desesperada, ofreciéndole una solución definitiva.
No recuerdo exactamente que solución le ha aportado, la verdad, no sé si era enjugarse los dedos con ácido sulfúrico o rezar seis padrenuestros, no lo sé. Pero sí recuerdo, y les reproduzco, el ilustre momento rubia.

- Chica cómo te entiendo, porque yo trabajo en una clínica veterinaria y cuando hago necropsias, el jumeo me traspasa los guantes y todo…

Y es que la vida es así, lo que a uno le recuerda la dulzura de una infancia tranquila, a otros, les remite a un gato podrido.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Averías hasta el amanecer


Déjenme que les cuente algo muy deprimente. Hace un par de meses que se me estropeó el portátil; herramienta con la que hago mis trabajos de la Facultad con extraordinaria comodidad, a la vez que me permite gozar de la movilidad que te ofrecen estos instrumentos, y no trabajar anquilosado en rincones sin luz. Me gasté una pasta en arreglarlo.
Pues el pasado jueves por la noche se murió de nuevo, creo que supurando por la misma herida. He pesado que ya no lo arreglo más. ¿Para qué? ¿Para darle el gustazo de estropearse de nuevo?
El hecho es que en su disco duro se me quedó medio trabajo que tenía que presentar al siguiente lunes. Hube de sudar aceite de ricino para poder recuperarlo y poder continuar tecleando en el incómodo PC de sobremesa.
El sábado por la mañana me levanté temprano para seguir con mi trabajo; teclea, que teclea, teclea que teclearás. Comí, y continué toda la tarde tecleando desenfrenado hasta cerca de las 22:00. Cené. Me acosté. Dormí. Madrugué. Y al encender el PC por la mañana, todo se había ido a la mierda. No sé que pasó. Estoy convencido de que iba guardando puntualmente los cambios, tanto en el disco duro como en el pen-drive, sin embargo; por alguna mágica razón, el domingo por la mañana tuve que volver a empezar desde 4 , tras haberse volatilizado todo el trabajo de un sábado agotador.

Y esto sólo es la anécdota. Desde 2005, año de mi glorioso regreso a Tero, el registro de averías en mi casa es el siguiente:

- Óbito de mi viejo video. Lo cambio por nuevo lector DVD. ¡No lo iba a arreglar!
- Óbito extractor de humos (¿Gases?) del WC. No reparado.
- Obstrucción de la bomba de la lavadora con moneda 5 cts. Se repara. ¡Qué remedio!
- Fuga agua en calentador de ídem. Se repara. Era nuevo de trinca.
- Óbito lavavajillas. No se repara.
- Óbito 1 ordenador portátil. Se repara
- Óbito 2 ordenador portátil. No se repara ¿Para qué?
- Óbito de mi reloj de pulsera. Irreparable. Me compro uno nuevo
- Avería TV. Cambio pantalla LCD y tal.

En fin, si cuentan bien, sale a una avería cada 5 meses, lo cual me parece incendiario. Habría que añadir a esta lista aquello que muchas veces les cuento de que llego a casa y la campana extractora de humos de la cocina está en marcha, succionando vacío supongo. O que en cuatro años debo de haber cambiado las lámparas de la cocina, esas que cuestan 7 € cada una, pues calculo que unas 10 o 12 veces.

¿Se imaginan lo incómodo que es no tocar nada por miedo a que se estropee o fenezca?

Todo esto debe de querer decir algo. Es más, creo que mi indignación me indica que no voy a entender que alguien me diga que estas cosas no pasan. ¡Pasan! ¡Me están pasando hasta el asco! Continúo.

No sé como se explica todo esto. La verdad no lo sé. Quizá sean campos magnéticos, un mal de ojo, magia negra, vudú, una acumulación de energía negativa, espíritus malignos, espíritus burlones, un duendecillo que me putea, un castigo divino… no lo sé. Pero estoy tan cansado… y tan desmotivado con mi propia casa, que no sé como afrontarlo.

Se reirán, pero después de cuatro años, aun tengo las lámparas del techo por poner y cuadros por colgar por miedo a tocar nada. ¡¡¡Cómo me acerco yo con un taladro a las paredes de mi casa!!! ¿¿¿Para qué el edificio se desmorone entero???
No sé muy bien qué hacer. Vivo al día y me concedo pocos caprichos. ¡Ya quisiera yo poder ir a la última en todo! Pero mi salario tiene un límite y este no puede absorber extraordinarios en averías con la frecuencia con la que se presentan en mi casa. Así que dejo que las cosas se mueran porque ante todas las muertes que segurísimo que se me avecinan, debo reservarme para óbitos mayores, a saber; la trilogía lavadora, nevera, TV.

Estoy desanimado. Seguro que todo esto quiere decir algo. Ok, no voy a decir que sea necesariamente un “algo” sobrenatural… o infranatural. Pero algún sentido tiene. Lo que no sé es qué.

martes, 17 de noviembre de 2009

Con prisas


A veces tengo prisa y voy corriendo a todas partes y entro, y salgo y ... parece que hago muchas cosas porque me muevo deprisa y me agito entre las sombras y me pregunto si de verdad estoy haciendo tantas cosas como creo que hago o sólo repaso mi propia urgencia para salir disparada de mi misma y no encontrarme con lo que no me gusta de mi ser.
Indignada y enfadada por haber sido el blanco de una injusticia que en palabras de aquel que haya lanzado el dardo debe de llamarse normalidad o naturalidad o habitualidad o "es lo que hay, la vida es así no la he inventado YO. Y le daremos la culpa sin lugar a dudas a Sandro Giacobbe, por hortera, por antiguo y porque no puede contestar.

En resumen, ¿Por qué corro tanto si no me muevo del sitio?




sábado, 7 de noviembre de 2009

Valorando a un mito

Estos días he estado trabajando sobre la vida y milagros de Lluís Companys a propósito de un trabajo encargado por la Facultad de Història. Lo digo así, con cierta petulancia y al borde de lo incierto, puesto que estos trabajos, el mío y el de cada unos de mis compañeros de aula, servirán para dar cuerpo a una web que trabaja sobre catalanes que tuvieron que poner los pies en polvorosa a otros confines del mundo a la llegada, del muy añorado para algún que otro ignorante, franquismo. Ignorantes, permítanme la licencia, que ni por asomo saben lo que es esto del franquismo, pero que debe de quedar muy cool, en contestación reaccionaria con esto que llamamos presente.

Pero no pretendía, esta vez, hablar de ignorantes. Tampoco les voy a incitar ahora a un “control-alt-suprimir” cascando de Companys porque para eso ya estará esta web. Sin embargo, quiero destacar una imagen.

De lo mucho que he visionado y leído, quiero destacar unas humildes imágenes de archivo en las que aparece el President carraspeando. Obviamente en un segundo plano mientras otro suelta una perorata. Pero no carraspeando de “tengo una flemilla y tal”, sino arrancándose verdaderamente por soleares, estrujándose el alma como quien se sienta sobre un globo lleno de agua, rebianándose desde sí mismo en una clamorosa erupción volcánica. No lo citan las fuentes, mejor dicho; no lo he visto, pero convencido estoy que Companys era un fumador de esos que dejan huella.

Es el héroe-humano que se me antoja era esta figura. Es la figura del luchador que se hace hombre más allá del trato que muchas veces desde la Historia damos a las personas que dieron su vida por su sentir. Por su querer, por su amor a lo que consideraban de justicia. Es ver a través de un cristal traslucido, por fin, un ser humano como yo, lo cual me da alas a mí. A un “mi” genérico que muchos llevamos dentro, o quizá todos, aunque siempre orientado a una forma variada de entender tu presente.

A esa fuerza, en términos de Física les hablo, que uno contrae porque siempre hay cosas más prácticas por las que cree que ha de luchar.

La visión de Lluís Companys desfigurando su rostro de bella persona porque sus pulmones estaban sucios, me ha acercado al mito. A un mito que puedo tocar y sentir que desprende calor. A un calor que yo mismo desprendo y que me acerca fiel a mis sentimientos, porque son sentimientos al fin y al cabo, de cómo debería de funcionar este mundo que se derrite.

Por suerte, el mundo ha cambiado y en un entorno democrático, repito por si alguien no lo ha captado; en un entorno democrático, se puede luchar sin temor a que te fusilen como a un puto perro. Y le entran a uno ganas de luchar cuando se acerca un poco más al pasado, dando un paso más allá del amor ciego por una figura que alguien, alguna vez te dijo que era bueno.

Este es el mensaje que quisiera transmitir a los que hace unas líneas llamé ignorantes; acérquense a su pasado de forma objetiva. No a través del relato de devotos que creen que la historia es religión, no a través del sentimiento triste de padres que tuvieron que coger aquellos trenes. Acérquense de manera crítica porque la historia no “es la que es” y punto pelota. La historia se puede criticar, nunca cambiar, pero sí criticar hasta la nausea. Y sólo cuando uno llega a este estado de crítica de lo “evangelizado”, podrá sentir por sí mismo la manera en la que debe afrontar su presente.


jueves, 29 de octubre de 2009

LA SENDA DEL TIEMPO

Es un tema de "Celtas Cortos". Es el tema, que duda cabe. Hace muchos años, un día que yo estaba mal, mi amiga Montse me la dedicó. Era un bareto de mala muerte, o no, quizá fuera un bar maravilloso pero yo estaba mal y me pareció horrendo.
Mi amiga Montse hoy no está bien. Creo que, además, sin querer alguien que la quiere le hizo daño. Hoy se la dedico yo esperando arrancarle una sonrisa. Porque a veces, los recuerdos, nos hacen emocionar y eso incluye una sonrisa, quizá entre alguna lágrima, pero seguro que le arranco un recuerdo dulce.
Es un directo, de Valladolid creo, y como siempre, le pone a uno el vello de punta. Se la dedico porque me da la gana, porque la quiero y porque la siento frágil y quebradiza. Porque a veces me llega al alma, y porque por supuesto; aunque a veces se lo piense, yo no le veo ni una sola arruga en la frente.

martes, 27 de octubre de 2009

Es noviembre y ya ha llegado la niebla

Me encanta el invierno en mi pueblo, la oscuridad de sus amaneceres, el frío de sus tardes, el humo que sale de las casas, de los cafés, de las cabezas pensantes. Al llegar noviembre nos visitan las primeras nieblas. Resulta incómodo echarse a la carretera envuelta en brumas, pero con el tiempo una se va acostrumbrando a ellas...
En estas fechas, apetece tanto refugiarse entre mantas y perderse en algún libro por las tardes. Hoy he elegido un poema que hace ya algo más de veinte años nos recitó en clase de Poesía Romántica el profesor Pere Rovira, como me apetecía volverlo a oir se me ha ocurrido que a alguien más le podría gustar y acompañarse con este NEVERMORE tan acorde a estas fechas. Ahí queda ...

sábado, 17 de octubre de 2009

JK Wedding Entrance Dance

Quiero compartir con ustedes un clip de youtube que me ha fascinado. Las cosas a veces se pueden hacer de mil maneras, incluso divertidas.Es el arte de convertir un trámite en un momento inolvidable. Inolvidable porque también implica un trabajo en equipo que siempre perdurará en sus recuerdos.

jueves, 15 de octubre de 2009

MADRID 2009


Este fin de semana pasado estuve en Madrid con unos amigos. Creo que hacía casi cuatro lustros que había estado por última vez, y lo cierto es que diez bienios más tarde la he encontrado muy cambiada. Quizá haya sido que yo también he evolucionado y mis cuotas de intransigencia pues también quedaron cubiertas por el pasado. No lo sé, pero la cuestión es que Madrid me ha sorprendido, y muy gratamente además.

Me he encontrado una ciudad que ya no está tan lejos gracias al AVE, que pese a estar levantada por las obras es bonita, y cuyas gentes son generosas y amables. Lo contrario que Terodáctila, por cierto. Les cuento un par de ítems:

El sábado por la noche fuimos a cenar de tapas a un lugar muy cercano a la estación de Atocha. Como íbamos siete pax, pues decidimos que cada un@ pediría a su criterio una tapa para consumo general. Quien escribe, en un ataque de lucidez y de saber estar, pidió “Riñones a la plancha”. Ni siquiera al Jerez; a la plancha.
Por supuesto, aquella fórmula para cocinar los riñones no nos gustó, más bien nos repugnó. Tuvimos la sensación de quien moja pan en el orinal de un abuelo. Sabía muy fuerte; úrico total. Con lo que nos lo dejamos casi todo.
Claro, el camarero nos preguntó que si no nos había gustado, y nosotr@s le contestamos que no, que estaba muy fuerte de sabor y que nos había desagradado mucho.
El camarero, sin más comentario, nos apartó el plato de delante mientras nos decía que lo borraba de la cuenta.

Hace unos años, en Terodáctila, como no, pedí una ensalada que olía a cloaca. La devolví al camarero y, pese a nuestras protestas, nos la cobraron igual. El asunto acabó con la correspondiente extensión de una “Hoja de Reclamación”. La ensalada, de estiércol debía ser, no costaba ni 4 €.



Otro ítem que les cuento es a propósito de un helado. Nuestro niño, digo nuestro porque era un componente más del equipo, quería un helado. Como buen niño que es, no supo esperar a que todos termináramos de cenar y se fue él solo a pedirlo a la barra. Pese a que estábamos disfrutando de una noche esplendida en la terraza, donde el precio de cada consumición se incrementaba en 1 €, el camarero, no sólo le trajo el helado a la mesa donde estábamos tod@s, sino que además; le advirtió a la madre de que puesto que el niño había ido a la barra a pedir su helado, nos lo iba a cobrar a precio de barra, y no de terraza.

En Terodáctila, ante la presencia de un niño de once años pidiendo un helado, el camarero hubiera llamado a los Mossos. A partir de aquí; el ayuntamiento hubiera denunciado a la madre por abandono, y al padre por alcohólico por estar en un bar poniéndose tibio mientras su hijo mendigaba algo que comer. Seguramente el niño hubiera pasado a la tutela de la administración competente y posteriormente concedido en custodia a unos padres en Singapur, por ejemplo. A lo peor, incluso, nos hubieran acusado a los siete de “secta” que utiliza a niños de once años para lavar el cerebro a camareros dominicanos, a fin de programar un suicidio colectivo, según fuentes de Sexto Milenio, para poca horas después. Al final del camino, una potente denuncia cuya acusación particular la constituiría el mismísimo ayuntamiento de Terodáctila, nos instaría a pagar 1 € de recargo por el helado en cuestión, puesto que este fue tomado íntegramente en una terraza, 6.000 € más por la mala intención que presenta la causa que se nos imputa, más 1.500 € por costas procesales, más 60 € de los intereses devengados por la deuda, más 100 € para sostenimiento de la Iglesia parroquial de Santa María Nadiuska, y 125 € más, según decreto 02/2009, en concepto de tasas por emisión de CO2 y por no hacer el checking on-line cuando toca.

No puedo impedir que cuando les cuento esto se me escape mi vena anti-Terodáctila. Una vena que se me inflama cada día un poco más. Quizá por eso sueño viajes, y cuelgo aviones en el Facebook. Quizá sea eso o quizá sea que me revienta que Terodáctila se las dé de cosmopolitísima siendo como es de provinciana. Vive tan acomplejada de su provincianismo que no se da cuenta de que aceptar que lo es, aceptar que es provinciana de Wiki, la haría menos insulsa y más humana. Yo no sé si molestaré a alguien afirmando que Madrid contiene un cierto aire provinciano que la hace muy especial. Desde luego, no lo pretendo. Precisamente quiero resaltar al decirlo que eso es lo que más me sedujo de Madrid.

Ya sé se me inflame todo lo que se me inflame, al fin y al cabo, me guste o no, me tengo que comer con patatas esta ciudad maleducada. Eso aun me inflama más.
Tampoco mis soflamas sobre Madrid deberían quitar peso a mi nacionalismo y a mi catalanidad indiscutible, y al punto radical. Pero eso sí; por una vez en mi vida, hablar de esta manera me hace sentir inteligente.

jueves, 8 de octubre de 2009

Ardi....

Lucy, con unos tres millones de años de antigüedad, ha dejado de ser la tatarabuela de la especie humana. En las últimas horas, un especial de Science ha confirmado a Ardi, un fósil de hace 4,4 millones de años, como la homínida con nombre propio más antiguo.
Para la comunidad científica gallega especializada en este área, el descubrimiento ha sido "realmente importante". Los arqueólogos de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Ramón Fábregas y Arturo de Lombera resaltan que el hallazgo ofrece más información y luz sobre las raíces de la aparición del género humano. Los restos de Ardi fueron localizados hace 17 años en Egipto. Sin embargo, no fue hasta esta semana que investigadores norteamericanos han publicado sus conclusiones planteando algo que llevaba años rondando sus cabezas: que el humano y el chimpancé procedan de antepasados distintos. Se cree que las líneas de primates–chimpancés, por un lado, y homínidos, por otro, se separaron hace siete millones de años. Esta hipótesis no se confirmará hasta que se resuelva elvacío de fósiles de homínidos y primates de entre cinco y siete millones de años de antigüedad. Un primitivo antepasado
De momento, Ardi está considerada como el antepasado más antiguo del ser humano. Sin embargo, el equipo que la descubrió considera que es mucho más "primitiva que un chimpancé", aunque presente algunos rasgos homínidos. Por una parte, trepaba con sus cuatro extremidades por los árboles pero al bajar de las copas andaba erguida sobre sus dos pies. Su cabeza era similar (en tamaño) a la de un mono aunque sus manos, muñecas y pelvis se parecían más a la de los humanos actuales ya que nunca caminaba apoyando los nudillos como los actuales chimpancés o gorilas.Durante décadas, la comunidad científica ha ido buscando al candidato más probable que sirviese de unión entre los primeros humanos y los primates. Hasta el descubrimiento de Ardi, se señalaba al Orrorin tugenensis (una especie bípeda) como la pieza intermedia entre los primeros Australopithecus y los chimpancés. Ahora, el lugar lo ha ocupado el Ardipithecus ramidus.¿La respuesta al enigma? El análisis minucioso del esqueleto de Ardi –una hembra de 1,20 metros de altura y que pesaba unos 50 kilos– ha mostrado la evidencia de que el denominado eslabón perdido (el hipotético especimen que uniría a humanos con sus pasados simios en la evolución) está más que nunca en entredicho.
Los autores del estudio –de la Universidad de California– indican que los homínidos y los monos africanos parecen haber seguido rumbos evolutivos diferentes y ya no se puede considerar que los chimpancés sean representantes de nuestro último antepasado común."El eslabón perdido... Es muy difícil verlo. La evolución –explica el gallego Arturo de Lombera– no es lineal sino ramificada.
Este tipo de hallazgos salen siempre al encuentro de los arqueólogos, antropólogos e investigadores de forma casi imprevisible. Un ejemplo fue el registrado en el año 2004, cuando se creyó haber localizado al eslabón perdido en Cataluña. Un equipo del Instituto de Paleontología se encontró con un colmillo de forma inesperada. Tirando del hilo, los investigadores lograron desenterrar 83 huesos de 13 millones de años de antigüedad. A este antepasado, entre el chimpancé y el hombre, lo bautizaron como Pierolapithecus catalaunicus y la investigación también se publicó en Science.
Tomado del Diario FARO DE VIGO
Fecha: 3 de octubre de 2009

Premio Nobel de Literatura 2009


He de interrumpir mi proceso personal
porque creo que esto es una noticia quizás importante...
y en medio de mi verborrea pagana
introduzco este FLASH informativo
porque me siento orgullosa de que
un nombre de mujer que además
cultiva el género lírico sea la "agraciada"
-hermosa palabra- con el Nobel de Literatura.

Paso directamente a la crónica:

Hoy jueves 8 de octubre se ha hecho público el Premio Nobel de Literatura 2009, que este año ha recaído en la escritora Herta Müller, novelista, ensayista y poetisa alemana.
La escritora premiada ha publicado dos libros en Ediciones Siruela, una editorial por la que siento una especial debilidad:
El hombre es un gran faisán en el mundo, este libro es el retrato de la desintegración de la comunidad germánica asentada en una Rumanía rural, atrapada en una atmósfera opresiva de insólita dureza. Sus páginas plasman la calidad literaria de Herta Müller, ya revelada en su libro de relatos En tierras bajas, que despertó un gran interés en la crítica. Müller esboza la historia de un pueblo y sus habitantes, reflejando su desesperanza cotidiana, sus conflictos, supersticiones y sueños, en un relato casi poético por la viveza de sus imágenes, el ritmo y la modulación de su prosa.
En tierras bajas: es un libro que reeúne quince relatos –localizados mayoritariamente en un mundo rural– La familia, la muerte, los juegos infantiles, el sexo, la iglesia y la escuela, el baile, los animales y el huerto se van plasmando con una engañosa ingenuidad filtrada por una protagonista infantil aunque nada ingenua, que convierte la realidad en brutal pesadilla.
Voy a añadir a este artículo un fragmento de una entrevista que se hizo recuientemente a Herta Müllern para que podamos hacernos aq la ideaq del monstruo literario ante el que nos encontramos...
"—Alguien ha escrito que Herta Müller es una “cronista de la vida cotidiana...” Sin embargo, una de las cosas más interesantes en sus textos es precisamente lo que escapa a esa misma cotidianidad, ese juego entre atavismos, mitos populares, escatología y supersticiones... ¿Se puede entender esto como una contradicción? O por el contrario, todo este juego, que también es un recurso literario, ¿lo que hace es reforzar ese narrar el “mundo cotidiano” del que ya usted hablaba antes?—La literatura es algo totalmente artificial. Y justamente para captar realidades, debe ser artificial. Los diálogos generalmente no son lenguaje hablado, oral. El lenguaje oral en un libro es algo diferente al lenguaje hablado. Para que el lenguaje oral funcione tiene que ser artificial. Y así sucede, creo yo, con todas las cosas. Yo trabajo con esta artificialidad y naturalmente con cada truco y con todos los medios para captar lo más posible de una frase, una persona, una situación.La mitología, la superstición o lo arcaico son también poesía. La superstición es la poesía de las gentes sencillas y posee también algo de fascinante. De ahí que encaje fácil en la literatura. La literatura no es lo único poético. La vida también es poética. El mero hecho de escribir literatura no nos convierte en personas especiales. En verdad, en casi todo lo que hacemos dependemos de la mirada de la gente que no escribe literatura. Esas personas son nuestro material y con ese material hacemos algo. No poseemos nada especial, propio. A lo sumo, podemos armar algo a partir de lo que vemos, y según lo bien o mal que lo armemos, tanto mejor o peor será. Creo que en la música no ocurre nada diferente con los sonidos. Ídem en las artes plásticas o la pintura. A veces, cuando escribo, me digo: aquí debo introducir una canción. Esas canciones populares rumanas son increíbles, la más pura lírica. Sorda estaría si no supiera escucharlas. Escriba o no escriba, esas canciones me gustan. Pero claro, cuando estoy en un texto trato de hacer con ellas lo mejor posible, ponerlas donde quiero que estén. Lo que escribo debe transportarme a mí misma, arrastrarme. En ese sentido, no es sólo construcción, es también emoción. Sin embargo, a mi entender, la emoción sólo está realmente ahí o sólo echa a andar si la construcción es buena. Y a la inversa, siendo buena la construcción, el conjunto se sostiene, mantiene el equilibrio".

Lucy, una Eva con fundamento.

Este pasado verano aventuré mis pasos hacía Alemania, un país que me apasiona y no sé muy bien porqué, quizás porque me complementa en mi desorden ordenado o en mi asuencia de conocimiento tecnológico o "nosémuybienporquéperoesasí". Podríamos llamarle química, por ejemplo. Entre mi persona y un país se establece un contacto interespecial; bien, procedo a hablaros de ella.... de ELLA, de mis vacaciones poco me gusta explicar; quizás por no parecer más pedante de lo que ya creo ser. Pero en esta ocasión correré el riesgo y explicaré en este foro lo que ni siquiera he sido capaz de explicar a la hora del café (momento "sinigual" para dar asco-envidia a quien proceda).
Os la presentaré en su preciso re-nacimiento; Frankfurt, museo de ciencias naturales.... SINKENBERG... mi hija de ocho años desea ver y si puede ser tocar todos los restos de dinosaurios habidos y por haber... De repente una extraña: El célebre fósil homínido Australopithecus afarensis, que los paleontólogos bautizaron "Lucy", descubierto en 1974, caminaba erguido. Así lo acaba de confirmar un estudio robótico publicado en Royal Society Interface.
Mi hija jamás imaginó que antes de haber hombres y mujeres como los de hoy (me reservo los calificativos para otro momento) hubo alguien (ni Eva, ni Adan -aseguro a mis lectores que esto no es el titulo de una canción de Pablo Abraira) quizás mucho más inteligente.

Investigadores británicos usaron un modelo robótico para analizar las huellas de Lucy y averiguar su forma de andar. Éste demostró que Lucy caminaba de manera similar a la de los seres humanos. Estos resultados contradicen la hipótesis de que el andar de Lucy, hace 3,2 millones de años, era como el de un chimpancé: "Había una gran controversia sobre si esas huellas mostraban un patrón humano. Y parece que así era", dijo el profesor Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres.
El primer ejemplar de Australopithecus afarensis fue descubierto en 1974, en Hadar, al norte de Etiopía, por un equipo de arqueólogos dirigido por el paleoantropólogo Donald Johanson. "Lucy" fue llamada así por la canción de The Beatles "Lucy in the sky with diamonds", uno de los greatest hits del momento y que, al parecer, era el tema más escuchado durante la excavación.
La especie resultó tener entre 3,5 y 2,8 millones de años, siendo en el momento del hallazgo la especie más antigua conocida antecesora del hombre.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Nada nuevo bajo el sol, Catulo bien lo sabe


Poema 56 de Catulo

Algo ridículo, Catón, y gracioso merece
tu escucha y tus carcajadas.
Riéte tanto cuanto ames, Catón, a Catulo:
la situación es ridícula y bastante graciosa.
Sorprendí a uno clavándosela a una.
Y yo, que Diona me perdone,
a él lo traspasé con mi duro dardo.

domingo, 4 de octubre de 2009

Zapatero Girls




Hace ya unos días que saltó la polémica sobre unas fotos en las que salían las hijas del presidente Zapatero vestidas de un gótico-light, delante, y esto no deja de ser una cromática paradoja, del matrimonio Obama. Todos sabemos porqué han sentado tan mal estas fotos, así que iré directamente al grano:

1.- Hay un tema de formas en esta foto que no se le escapa a nadie; la centralidad del matrimonio Obama, lo cual ya dota la propia instantáneas de unas formas, en las que podemos permitirnos pensar, aun con cierta intransigencia, que las chicas Zapatero no “han quedado bien”. La centralidad de los Obama jerarquiza el contenido por lo que ni siquiera los padres Zapatero, “han quedado bien”. Aunque si tanta gente “no ha quedado bien”, también es posible pensar que sean los Sres. Obama los que en ese momento estaban en la parra, y son ellos los que han quedado como el pedo. Entiendo pues, que haya quien piense que en una foto oficial, porque los Sres Obama le incoan ese sentido, las chicas Zapatero no hayan quedado muy afortunadas, obviando su envidiable adolescencia, y su maravillosa rebeldía gotico-light. Me parece intolerante, pero ya lo entiendo.

Pero:

2.- Me pregunto si la reacción de la caverna hubiera sido la misma si las chicas Zapatero, aun acentuando su goticidad hasta niveles de pecado, hubieran sido dos chicas rotundamente despampanantes, de muslos prietos, y de pechos desorbitados y turgentes.
Es más, si una de ellas describiera una ligera inclinación hacía delante, y mostrara la punta de la lengua emerger de unos labios rojos y brillantes. A la par, claro, que se apretara los senos por su parte inferior.
O si la otra, luciera su modelito negro, ceñido hasta la asfixia, permitiendo imaginar todas sus formas con lascivia, mientras se recogiera los cabellos pasándose las manos por detrás de la nuca.
Y si ambas, además, tuvieran grandes senos que semimostrar a través de enormes escotes, de esos en los que ya de paso llevas el móvil guardado.

O simplemente; si en las misma tesitura que en la foto de marras, las chicas Zapatero se hubieran calzado, por encima incluso de la indumentaria que llevaban, sendas camisetas del Real Madrid… o mejor; de la Selección Española… de la FURIA ROJA, ya saben…

En cualquiera de estos casos, les aseguro, que hasta camisetas con la foto se venderían como churros en cualquier establecimiento. De denostar a estas chicas, pasaríamos a erigirlas como estándares nacionales, dignas hasta de representaros en Eurovisión cantando por soleares. Y que quien nos las tocara, de palabra, obra, u omisión, se las tendría que ver con nuestras caras… sí, nuestras caras; las que mostramos con gallardía en Perejil, por ejemplo.

sábado, 3 de octubre de 2009

y te vaaaaaaaaaaaaaaaas

y te vas...
aparte de ser el titulo de una canción tediosa de los soporiferos PECOS es una frase que te dedico a ti..... te digo que me has dolido y que no voy a silenciar lo que siento y que a pesar de todo lo único que espero es que sigas ahí ... cerca.
Yo también te quiero y lo seguiré haciendo pese a quien le pese; no te llevaré al diario de Patricia para decirte entre multitudes nada que no pueda decirte aqui, ante el atrio quizás vacio de miles de millones de ignorancias de presencia. Debo confesarte que en un momento dado me asusté y mucho al ver que me hallaba ante un precipicio de posibles multitudes... yo creía que empezaba a gatear en mi blog para unos cuantos.... la posible multitud me aterrorizaba y no me veía disponible a exhibirme... cada día la cosa parecía ir a más... contador de visitas, entrada en la la blogsfera UUUUUUUUUF qué miedo que daba la sola palabra!!!!...
Parecía que yo sola me tenía que enfrentar a cienmil demonios del ciberespacio... y todo eso me dio miedo, pavor, pánico... y me callé poqueeeee....
CLARO QUE ME CALLÉ, no quise parecer una cobarde ante tí... incluso tus compañeros de trabajo estaban ahí, parecías rodeado de cienmil personas que me ignoraban y a los que les podía incluso estorbar mi presencia poética que causaba incluso ARCADAS ... palabra dolorosa del año......
En resumen, yo me encontraba menos apadrinada y un poco escuálida pues había dejado de fumar y casi de hacer cualquier cosa humana....lo cierto es que en varias ocasiones me dieron ganas de huir, "sobretodo" en aquella en la que yo pensaba que hablaba con alguien que resultaba ser "alien"; aquella situación la superé ampliamente con unos cuantos TRANKIMAZINES y no alimenté más allá de los limites de lo razonable mi dosis de borderez.
Se acabó el curso escolar y parecióme que te daba un ataque contra tu entorno hostil, al parecer muy hostil, lo comprendí: a veces soporamos las hortereces más impensables sólo porque LO SIENTO MUCHO LA VIDA ES ASÏ NO LA HE INVENTADO YOOOOOOOO.
Yo tenía un momento vital difícil de ser descrito, pero ... me silencié .... me aparté y en mi autodefenestración viniste tú con un momento muy punk que no acabé de comprender...
NO ACABÉ DE COMPRENDER aquello de la caña RAjá... y pensé que debía quedarme al margen, pensé que quizás era cosa del calor y del momento y que .. esperara... sigo esperando y lo que me encuentro es un abandono.
Hace mucho tiempo que pensé que si me iba me escapaba de lo que pasaba... el tiempo me ha enseñado que cuando huyes.. te persigues a ti mismo....a ti misma... y que el supuesto siete por ciento de porcentaje de comunicación que tienen las palabras en internet no me satisface.
Mi querido amigo yo quiero seguirte queriendo y este juego literario tiene unas reglas no escritas que hieren aunque no importa ... y si que importa.
TE QUIERO y te hablo desde mi madurez y u puntito devhorterez bien entendida ... adoro la poesía y la decadencia....de momento lloro, un día sonreiré. Te espero en mi casa o en a tuya que son los mejores sitios en los que debemos vernos tu y yo.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Nos vamos


Este es un escrito de despedida. Léase como un testamento vital; una última voluntad donde se pide morir dignamente. Permitir una muerte por omisión de cuidados me parece una perversión muy recurrente en nuestras sociedades más modernas. Pero me niego a dejar morir nuestro blog como si nunca hubiese sido nada más que una pizca de vida que sólo se paseó por la red durante un rato. Las cosas que se escriben quedan eternamente vivas, y su muerte sólo se formaliza con un “Fin”, con un “The End”, o incluso con un legendario “Koniec”.

Este blog nació como un proyecto que me pareció apasionante y que me permitió dar rienda suelta a la forma como veo la vida. Y he aprendido cosas. Lo digo con énfasis; todo fue positivo. Pero se acabó. Las reglas del juego cambiaron y con ello la esencia de este proyecto. Lo mejor pues, lo menos moderno pero más coherente quizá, sea aplicarle una fuerte sobredosis de barbitúricos para que muera con la honra de los grandes mitos.

Pero mi aventura por la red no acaba aquí. Mis palabras en “Times New Roman” seguirán paseándose por la red aunque mantenga otros aires y otros objetivos. Les prometo a todos un nuevo blog en el que aplicaré todo lo que he aprendido en este. Sobre todo; que debo sacarle más partido al anonimato que te otorga este inmenso mundo de internet. No porque vaya a decir cosas indecibles, sino porque no quiero estar pendiente de avisos, de contadores, de comentarios, de “palomitas”, y de otras que pertenecen más al ámbito de la bobada. Simplemente quiero que mis palabra estén en la red, que quien se encuentre con ellas las lea, o no, y que si alguien quiere opinar pues que lo haga, o no.

Perdónenme pero no les voy a dar más datos. No por arrogancia; es que pienso que el objetivo de un blog no es “mira lo que escribe nuestro amiguito “X”, sino otros, y que quien me lea y me conozca, pues me reconocerá en seguida, aun sin seguir siendo esto último ni siquiera importante. Así todos somos más libres. Ustedes de leer si quieren o no, y yo de decir lo que me dé la gana sin pensar que me puede leer Manolita la churrera y ofenderla mucho. Porque esto del “No me importa si hiere” no deja de ser un objetivo más que teórico cuando más allá de tus palabras estás tú con tu vida.

Mis agradecimientos a mi “Alter ego” de quien aprendí todo esto de los blogs. Esto de los blogs y miles de otras cosas que me enriquecen como persona desde que teníamos 17 o 18 años. También como escritor: “Sobre todo” sólo se escribe junto cuando se trata de una prenda de vestir. Mis besos, mi amor por ti, y mis disculpas por no haber sabido empujarte mejor. Sabes que seguiré estando en “los canales habituales” y tradicionales para ti, siempre y en todo momento. Porque aunque este blog se muera, yo nunca me moriré para ti.

Mil besos a todos.

Bye.

jueves, 3 de septiembre de 2009

GENIALIDADES DE LA RED



De entre todos los videos bobos y tontos que recibo al cabo del día (incluyo aquí los patriotoides incluso), he rescatado este que ya vi hace mucho tiempo pero que hoy ha vuelto a entrar por mi correo. Me encanta el "vacaburrismo" de esta moza. Es pura gracia y desfachatez a la vez. Es mona ella, pero no tiene un cuerpo estereotípicamente bello, ni es guapa de vicio. Se cachondea con ella misma como artificio y rompe los límites de las tontas del bote que imitan a sus famosonas de turno.


Sencillamente; esta chica me parece genial. Digna de tomarse unas cervezas con ella. Seguro que me hace reir hasta de mi sombra.

sábado, 29 de agosto de 2009

IT'S UP TO YOU, CALIFORNIA, CALIFORNIA...



Ya he regresado. ¿Qué tal les fue en mi ausencia? ¿Me echaron de menos? ¿Me he perdido algo importante? No sé... ¿Una frase inteligente de alguien del PP, quizá?
Bueno, sea lo que sea lo que me haya perdido, después de revolotear por siete aviones, después del “paripeismo” de las aduanas americanas, después de que me hayan hecho quitar los zapatos siete veces pese al tufo que tras sendas caminatas desprendían mis pies, volví de California, y aquí estoy para contarles.

San Francisco es una ciudad divina. Una ciudad que sorprende, sobre todo por ese microclima que hace que en agosto uno tenga que usar ropa de la que llamamos “entretiempo”. Pero además, eso me parece muy divino; porque bastante calor pasa ya uno en esta estúpida ciudad como para privarse disfrutar de unos días de fresquito. Así que de ropa de “entretiempo”; cuanto menos, mejor.

Calles con pendientes del 45%, focas en el puerto (y no sólo marinas), un Alcatraz impresionante, Sausalito de ensueño, y ese Golden Gate que, pese a la niebla, seguía siendo Golden Gate. Conviene pero, llevar el inglés al día. Los san franciscanos son poco pacientes, tanto como de verborrea supersónica, y claro; te mandan a cagar a la vía en seguida.

Los Ángeles es otro cantar, su encanto como big town deja mucho que desear si la comparamos con la incomparable Nueva York. Pero tiene su qué. ¡¡Es enorme!! ¡¡Es interminable!! ¡¡Es una ciudad de dimensiones monstruosas!! ¡¡Incansable!! Es poco de pasear; moriría uno en el intento. Es de metro y autobuses, y de leer el “Quijote” entre estación y estación.

Merece la pena pasear por Hollywood pese a que no es lo que nos venden. Hollywood es una única calle con las famosas letritas allí en lontananza, y con tantos indigentes que se podría montar una tienda de ellos. Sin embargo, hay que pasearlo y ver las famosas estrellas del suelo.

Pero sobre todo, lo más recomendable es asomare al Pacífico. Sólo es agua salada, pero uno tiene la sensación de que está en las mismísimas aguas donde la tórrida Pamela Anderson se las pone al fresco. ¡Divinas playas! Divinas y enormes, como todo en Los Ángeles. Me pregunto si los angeleños lo tendrán todo igual de enorme... Ellas sí, la Anderson lo saca a uno de toda duda... ¿pero ellos?... bueno, en el fondo no me importa un pito como lo tengan... y nunca mejor dicho.

Y en pleno jet lag debido a esas nueva horas de diferencia, les cuento esto. Sigo enamorado de América. Es un país que pese a su memez aduanera me fascina. Es el país de las cosas grandes, de las facilidades, de la organización, del orden, de todo lo que a uno le suena a diferente. Quisiera conocerla más. Pero eso es tema de otros veranos.

Recuérdenme que les cuente el episodio de la maleta; no tiene desperdicio.

Y eso; a las envidiosas de siempre les comento: me lo pasé pipa.

lunes, 17 de agosto de 2009

CALIFORNIA DREAMING



Hay mucho de sensaciones extrañas que se entrecruzan cuando uno viaja. Hay un nerviosismo que te reconcome y que no sabes muy bien si es porque quieres que esto comience, o quieres que esto acabe para saborear tus recuerdos. Es como paladear un helado después de que te ha calado los dientes, te manchó la camisa, te chorreó por la muñeca, y te costó 10 €.

Hay un mucho de la inseguridad de todo ser humano que aflora cuando viajas a lugares lejanos. De pronto; no controlas nada de tu entorno. De pronto; te piden miles de datos, cientos de documentos, te hurgan tus más íntimas pertenencias, te miran con reproche por si eres un terrorista, paseas de sala en sala haciendo tiempo para tu embarque, te subes a un avión, y te empiezan a decir cosas raras sobre descompresiones en cabina. Te sientes un mosquito en mitad de la nada, volando en la panza de otro más gordo durante hora y horas.

Hay momentos muy “turista” en la vida del turista de “low cost”. Uno de los más, es cuando el sol se pone. No importa que tu organismo haya enloquecido por el “jet lag” y que a las 21:00 te apetezca un desayuno. Sabes que hay que cenar. Buscas un lugar. Que sea amplio, luminoso, con muchas fotos, muchas mesas y sillas, que se huela al gel de otros turistas en el ambiente, después de horas de patear la ciudad. Te fijas en los precios, desmenuzas tu inglés, e intentas averiguar qué demonios debe de ser “Fried chicken with honey baked beans”

Te vuelves majadero intentando decir lo que quieres, haces gestos como electrocutado, se te pone cara de apio intentando aclararte con esa maldita moneda, haces malabares para llegar a tu mesa con esas dichosas botellas interminablemente altas de coca cola...

Pero por fin te sientas, te relajas, miras a tu alrededor y le gritas a la cola que sigue peleándose con el “Fried chicken with honey baked beans”, con la incomprensible moneda, y la impaciente cajera con bigote: ¡¡¡¡¡¡YO-YA-LO-HE-CONSEGUIDOOOOO!!!!!!!

Mientras pimplas sigues observando. Por un lado oyes a una inevitable familia numerosa, de las de abuela y todo, que habla tu idioma y sólo por eso ya te caen bien. Por otro lado ves a una pareja de mirada agotada y tan expectante como tú. Más allá, están quizá aquellos dos que te encontraste en el Museo del Ajo y que te hicieron gracia porque se hicieron 700 fotos en 30 minutos. O quizá alguien te pregunte ¿Sois españoles? Para tú poder decirles: No, catalanes.

No hay nada más excitante que viajar. Vayas donde vayas... como el turista siempre va “vendido” que más da la distancia... Además; todo es nuevo y diferente. Hay que reconocer que viajar es bello aunque a veces te atormentan.

Les cuento a mi regreso.

Por cierto; no quisiera dármelas de mis viajes y cometer a la vez la injusticia de un olvido. Mis recuerdos y homenajes para las envidiosas de turno. Queridas mías: que os den por el culo con una caña rajada.

viernes, 24 de julio de 2009

PUTOS CELOS




Esta tarde he escrito algo grosero, algo desde la más íntima visceralidad, algo mal sonante, directo, casi con nombres y apellidos, llevado por la furia y casi por el odio. Pero aunque haya habido alguien a quien le haya dado tiempo de leerlo, me he dado cuenta de que no eran formas, y lo he descolgado al cabo de unas horas, cuando yo ya estaba más tranquilo.
En definitiva; se trataba de celos. Me describía a mí mismo como un gran imán bípedo que atraía hacia a mí gente celosa, envidiosa, gente que desprecia su vida, o parte de ella, y que sufre cuando alguien cuenta la vivencia que para él/ella quisiera. Lo malo es que lejos de tragárselo, suelen ponerse en evidencia soltando algún despropósito a fin de aminorar el valor, el real o el que uno tiene sobre algo, de quien le está contando una vivencia.
Y a mí eso me pone frenético. Es algo en las personas que desprecio. Tolero todo lo demás, pero eso, categóricamente no. No sé porqué. Quizá sea tan común la envidia tiñosa en este mundo que con mi intolerancia hacia ella, soy yo quien debería someterse a terapia urgente, no lo sé, pero mi sentido de la normalidad escapa a entender esa tiña.

Mira, me suda el níspero lo que a ti te parezca o te deje de parecer mis vacaciones de este próximo verano. Si sientes envidia te callas porque a mí, tu vida, me parece un sopor, y supliendo la educación que a ti te falta, me callo.

Que te parezca bien o mal que a mi longeva edad, estudie una carrera universitaria sin salidas profesionales abrumadoras, es un problema mío, y lo que tú opines, te lo tragas y lo cagas después, a ver si embozas tu inodoro de mierda pútrida. Y si mis resultados son brillantes, y a ti eso te fastidia, pues eso; te fastidias. Por cierto, no es porque la Universidad sea fácil, ni porque yo sea una lumbrera, sencillamente es porque me lo curro mientras tú te la pelas mirando con los prismáticos a tu vecina.

Que aprobar un examen teórico de conducción tiene mucho merito, y no menos que aprobar la práctica. Y si te fastidia que alguien con quien tú no contabas haya aprobado a la primera, no es porque sea muy fácil aprobar, es porque se lo ha currado mientras tú, bostezabas ante el televisor. Y algún día, por cierto, te demostraré lo que son los modales, y lo que es respetar la victoria de las personas, si es que no lo he hecho ya, que creo que por razones obvias, sí que llevo años haciéndolo.

Y así podría seguir páginas y páginas, pero mira; no pienso perder el tiempo. Sin decir nombres estos testimonios son ciertos, y que cada cual se sienta identificado si quiere, y sino, que siga envidiando, siendo infeliz, y un vago de órdago que prefiere blasfemar en lugar de arreglar su vida.

Recomiendo a la colla de tiñosas de este mundo, se sometan a terapia para corregir su infelicidad, o bien, antes de hablar, se metan una granada de mano en la boca, a ver si el pedazo más grande que queda de sus dientes es mayor que el huevo de un piojo.

Si, me quedó fuerte, pero les aseguro que una décima parte de lo que era antes.

viernes, 3 de julio de 2009

Una historia contada por dos.



Siempre hay diversas maneras de contar una historia. Permítanme que les cuente una historia que sucede en cinco minutos pero vista desde dos autores diferentes. No les digo más.

Solo fueron cinco minutos. (CARA A)
Él, vagaba por la ciudad que se desperezaba tras una noche más. Mirando escaparates de tiendas aun cerradas en las que no tenia ninguna intención de comprar. Haciendo tiempo a que terminasen de repararle el coche.
Ella, ponía panes, bollos y otras pastas en las estanterías y mostradores, preparando la tienda para un nuevo día de trabajo. Un día más de tantos.
Él, pasaba por una calle estrecha, de esas de las que de haber un olor enseguida se extiende inundándola y haciendo identificable su punto de partida y así fue. El olor del pan y las pastas recién hechas hicieron que dejase de andar como si tuviese un piloto automático puesto, y le llevo hasta una panadería que acababa de abrir sus puerta. Por un segundo, su nariz se llenó del aroma a cruasanes, y viejos y no tan viejos recuerdos despertaron en su mente. De pronto, le apetecía comer uno, o por lo menos de comprarlo para otro momento. Entró en aquella pequeña panadería que parecía estar vacía, pero por el leve movimiento de la cabeza de una mujer que asomaba por encima del mostrador vio que no lo estaba.
Ella, giró la cabeza para mirar al primero de una larga lista de clientes, todos ellos conocidos a excepción de este. Se levantó de su taburete en el que había estado leyendo uno de los periódicos gratuitos que cada mañana recolectaba en su camino de casa al trabajo. En un primer momento aquel hombre era uno de tantos.
-Hola, buenos días. ¿Tiene cruasanes? -preguntó él.
-Sí, aquí delante los tiene ¿Cuantos quiere?
Él miró los cruasán y luego a ella. Ella le miraba a los ojos con una amable y apenas dibujada sonrisa. Sus miradas se habían cruzados y él advirtió que su amabilidad era sincera.
-Dos, por favor.
-¿Alguno en especial?
-Si aquellos dos con los cuernecillos torraditos de la derecha.
Ella, diligentemente cogió las pinzas, con movimientos fluidos y delicados los cogió, y los puso sobre un papel en el mármol del mostrador. A él le gusto la manera en que ella cogía los cruasanes, con la delicadeza que los colocó y el esmero con el que puso uno sobre otro, separados por un trocito de papel encerado.
Sus miradas se volvieron a cruzar, los dos esbozaron unas sonrisas corteses y ella sin saber porque le pareció aquel hombre diferente. No había nada que lo exceptuase de los demás. ¿Su voz? ¿Su mirada?¿Su sonrisa? No lo sabía pero a ella le pareció diferente. Miró sus manos, no había anillo alguno.
-¿Cuanto le debo? -le preguntó cuando ella terminó de envolver los cruasanes. Ya tenía la cartera en la mano y ella ni siquiera se apercibió de ese movimiento.
-Uno setenta.
Sacó una moneda de dos euros y la mantuvo en el aire a la espera a que ella la recogiese.
A ella, eso le gustó, no era como el resto de clientes que ponían las monedas sobre el mármol y se las acercaban con un empujoncito. Puso su mano bajo la de él, y él deposito suavemente la moneada.
Se volvieron a cruzar las miradas, se volvieron a esbozar las sonrisas. Y sin saber aun porque, a ella le pareció diferente aquel hombre, especial. Como un fogonazo se cruzo por su pensamiento la idea de si él no podría ser la vencida, de tantas otras fallidas. De si de haberse cruzado en una situación más propicia no habría sido el deseo tantas veces anhelado. Cogió una moneda de diez céntimos y otra de veinte y se las entregó tal y como él le había entregado la suya. Por un momento deseó sentir el tacto de su piel y mientras depositaba las monedas sobre la palma de la mano, sus dedos lo rozaron fugazmente, tan fugaz, que él difícilmente podría asegurar si el contacto había llegado a existir realmente. En cambio, para ella fue unas décimas de segundo de sentir la calidez de su mano.
Sus miradas se volvieron a cruzar, las sonrisas a esbozar. A ella le pareció advertir una pregunta, una duda en sus ojos, en su mirada amable; y se preguntó si por la cabeza de él habrían cruzado los mismos pensamientos que por la de ella.
-Gracias -dijo él.
-A usted -le respondió.
-Que tenga un buen día.
-Y usted también.
Él recogió los cruasanes al tiempo que ella empezaba a elevarlos para hacerlos llegar a sus manos. Se giró en dirección a la puerta y cuando estaba a punto de abrirla, escuchó.
-¿Es usted de aquí? -dijo ella en un ultimo intento de averiguar si volvería a verlo.
Él giró la cabeza y la parte superior del cuerpo. La vio allí, detrás del mostrador, con las manos sobre el mármol.
-No, solo estoy de paso.
-No. Es que me parecía haberlo visto en alguna otra ocasión -contesto para disculpar su primera pregunta. Al tiempo que una ligera punzada de decepción se le clavó.
-Solo de paso. Que tenga un buen día -repitió con semblante amable.
-Igualmente.
Él salió de la panadería. El sonido de la llegada de un sms salió de su móvil, lo miró y vio que su coche ya estaba reparado. Fue calle abajo, y durante unos minutos pensó en la mujer con la que había hablado, en su semblante amable, su dulce mirada, y sin saber porque siguió pensando en ella a ratos a lo largo del día.
Ella volvió a su taburete, recogió el periódico y esperó a que el día se animase. A lo largo del día, entre cliente y cliente volvió a pensar en el primero. Durante varios días, miró la puerta con la esperanza de volver a verlo. Con el pasó del tiempo siempre se preguntó si de haber sido en otra situación habría sido la vencida.


Solo fueron cinco minutos.(CARA B)
Vagaba por la ciudad que despertaba tras la noche de difuntos. Miraba escaparates de tiendas incendiadas en las que buscaba algún resto aprovechable que llevarse. Hacía tiempo mientras terminaban de repararle el coche.
Ella, succionaba un cigarro con avaricia mientras reponía bollos, y otras pastas, en la estantería y mostradores, preparando un nuevo día de abúlico trabajo. Un puto día, como otro de tantos.
Él, paseaba por una calle estrecha, una de esas en las que si tienes michelines debes de untártelos con mantequilla para poder pasar por ella. El olor a pan, a pastas recién hechas, y a tabaco americano que en época de escasez se cotizaba como perfume francés, dirigieron su olfato y con él sus pasos hasta una panadería que acababa de abrir sus puertas.
Por un segundo, su gran nariz acebollada se llenó del aroma de cruasanes y de viejos recuerdos que despertaron en su mente. Rodolfo, aquel chapero de 30 cm que rescató del Raval, volvió a su mente, y con esto, el recuerdo de la amargura de haberse visto abandonado por un pintor francés que adoraba los cruasanes con mostaza de Dijon. De pronto, sintió ganas de llorar. Entró en aquella pequeña panadería que parecía estar vacía, y arrancó a llorar sobre el mostrador mientras estrujaba magdalenas. Pero el leve movimiento de la cabeza de una mujer que asomaba por encima del mostrador le advirtió de que no estaba solo.
Ella, giró la cabeza para mirar al primero de una larga lista de clientes, siempre conocidos a excepción de éste. Se levantó perezosa de su taburete en el que había estado leyendo una revista pornográfica de importación de enorme éxito entre las mujeres casadas de la ciudad; Mandingo’s. En un primer momento aquel hombre era uno de tantos. Pero sólo unos segundos bastaron para reconocer que era el pocamierda que lucía con esmero a Rodolfo de su brazo, Rambla arriba-Rambla abajo, durante sus paseos dominicales.
-Hola, buenos días. ¿Tiene cruasanes? -preguntó él intentando disimular las destrozadas magdalenas cubriéndolas con su chaqueta de lana azul marino.
- ¡Pues claro! Aquí delante los tiene. ¿Es usted bobo? ¿Cuantos quiere?
Él miró los cruasanes y luego la miró a ella, apreciando que la panadera tenía cara de cruasán. Ella le miraba a los ojos con el pitillo entre los labios y perdida en la impaciencia.
-Dos, por favor.
-¿Alguno en especial?
-Si aquellos dos con los cuernecillos torraditos de la derecha.
-“Los cuernecillos torraditos”- repitió ella en voz baja en torno de burla
Ella, diligentemente cogió las pinzas, aspiró los mocos, y con el pitillo entre los labios tomó dos cruasanes, que al vuelo le cayeron sobre la comida de su gato persa. Entre maldiciones, soltó las pinzas y recogiéndolos del suelo a zarpazos, los puso sobre un papel en el mármol del mostrador. A él le gusto la manera en que ella cogía los cruasanes, con la delicadeza con la que esquivó las fauces de su gato, y el esmero con el que puso uno sobre otro, separados por un trocito de papel higiénico.
Sus miradas se volvieron a cruzar, él esbozó una sonrisa cortés y ella sin saber porqué le pareció que aquel hombre era un cretino más, abandonado por un chapero marroquí de quien se había colado hasta el tuétano. No había nada que lo exceptuase de los demás. ¿Su voz? ¿Su mirada? ¿Su sonrisa? No lo sabía pero a ella le pareció un imbécil en toda regla. Miró sus manos, no había anillo alguno, pero si un puñado de pulseras de colores del arco iris que desde la muñeca se elevaban hasta el codo.
-¿Cuanto le debo? -le preguntó cuando ella terminó de envolver los cruasanes. Ya tenía la cartera en la mano y ella ni siquiera percibió ese movimiento. Debía ser, pensó, por lo muy acostumbrado que debía de estar a hurtar carteras en el metro.
-Veinte euros- tal vez no costaran ni uno solo, pero tenía como tradición estafar sin miramientos al primer cliente de la mañana para comprarse pipas con el botín.
Sacó un billete de veinte euros y lo mantuvo en el aire a la espera a que ella la recogiese.
A ella, eso le gustó, no era como el resto de clientes que masticaban los billetes y una vez convertidos en un amasijo de papel y babas lo escupía para que ella lo cogiera al vuelo. Puso su mano bajo la de él, y él deposito suavemente la moneada en la palma de aquellas manos de campesina.
Se volvieron a cruzar las miradas, él esbozó una sonrisa. Ella escupió el filtro del cigarro sobre un bizcocho relleno de peras. Sin saber aun porqué, a ella le pareció diferente aquel hombre, tan imbécil que en un concurso de imbéciles se llevaría los tres primeros premios él solo. Cruzó por su pensamiento la idea de si él no podría tocarle el culo, a ver si sentía cosas diferentes que le hicieran olvidar a Rodolfo. De si de haberse cruzado en una situación más propicia no habría sido el deseo tantas veces anhelado. Cogió una moneda de diez céntimos y otra de veinte y se las entregó tal y como él le había entregado el billete.
- ¡Toma reina! - le dijo ella con desprecio- que te pilles el metro y te pires.
Por un momento deseó sentir el tacto de su piel y mientras ella le depositaba las monedas sobre la palma de la mano, sus dedos lo rozaron fugazmente, tan fugaz, que la descarga electrostática fue brutal. Ella, cayó despatarrada en el suelo ofreciendo ante él una visión jamás anhelada, y tuvo por seguro que no habría nada en el mundo que le hiciera olvidar a Rodolfo.
Sus miradas se volvieron a cruzar. A ella le pareció que no llegaría nunca el momento de que aquel sorbe-mocos se largara por donde había entrado.
-Gracias -dijo él.
-¡Te pires ya o llamo a la pasma! -le respondió.
-Que tenga un buen día.
-¡…a cagar a la vía, hombre!
El recogió los cruasanes al tiempo que ella empezaba a sacarse una chiruca para tirársela, pero él ya se giraba sobre sus pies para ponerlos en polvorosa. Cuando estaba a punto de salir, escuchó.
-¡Y no vuelva nunca más por aquí! -dijo ella en un ultimo intento de averiguar si volvería a verlo.
El giró la cabeza y la parte superior del cuerpo. La vio allí, detrás del mostrador, con las manos sobre las caderas
-Sólo estoy de paso.
-¡Pues mira qué bien! ¡Te pires! – vociferaba la panadera al tiempo que una ligera nube de harina se esparcía por el ambiente.
-Que tenga un buen día -repitió con semblante amable.
-¡A la mierda!
Él salió de la panadería. El sonido de la llegada de un sms salió de su móvil, lo miró y vio que era la panadera: “¡Imbécil!” –le decía.
Su coche ya estaba reparado. Fue calle abajo, y durante unos minutos pensó en la mujer con la que había hablado, en su semblante de rinoceronte, en su mirada esquizoide, y sin saber porque siguió pensando en ella a ratos a lo largo del día, solamente interrumpidos por sendas arcadas al recordar su fétido aliento a pene.
Ella volvió a su taburete, recogió su “Mandingo’s” y esperó a que el día se animase. A lo largo del día, entre cliente y cliente volvió a pensar en el primero. Durante varios días, miró la puerta con el temor a que apareciera. Con el pasó del tiempo, acudió a un terapeuta para que la ayudara a olvidarlo. Semanas más tarde, la panadera se ahorcó con sus medias, y él se llama ahora Mari Puri.

lunes, 29 de junio de 2009

Que la vida iba en serio

Que la vida iba en serio
por Jaime Gil Biedma, "Poemas póstumos" 1968

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

miércoles, 24 de junio de 2009

La verbena de San Juan


Con motivo de la tonta verbena de San Juan, unos amigos míos nos invitaron amablemente a compartir con ellos la velada, lejos de esta urbe ceniza. Como mandan los más bobos preceptos de tan sutil celebración de la onomástica de nuestro monarca campechano (sino de qué moreno), tras una cena animada y amigable, nos alejamos de la mesa para tirar petardos. Hacer mucho ruido generando una atmósfera irrespirable y poniendo en riesgo la integridad de los dedos, es el secreto más lerdo y mejor guardado del gremio de los Amputadores de Dedos. Y por ende, una de nuestras más estúpidas tradiciones atávicas. Mencionar además, la de mobiliario urbano que se deteriora al grito, supongo, de: ¡Viva nuestro Rey Campechano! ¡¡¡Vivaaaaaaaaaa!!! Seguido de sendos chupinazos de verdaderos obuses domésticos.
Ese mismo mobiliario que uno se carga si tiene la mala suerte de quedarse sin frenos en la moto y partirse la crisma contra aquel. En ese caso hay que abonar crisma y mobiliario urbano deteriorado, so pena de ser alquitranado y emplumado por las autoridades, y paseado por la Gran Vía al grito de los insultos de los ciudadanos. O los riesgos que uno corre si esa noche decide pasear por la ciudad, y algún imbécil decide tirar un petardo por la ventana. Además, siendo esta ciudad tan maleducada e incívica como es, eso es fácil que pase, quedándose uno con el cogote chamuscado y a cuadros.

Pero bueno, todo esto es disiparse en dilates que no llevan a ninguna parte, sobre todo en esta ciudad medio tonta que hace las cosas con el culo. Lo que contarles quería, fue que entre los petardos del pack adquirido en uno de estos puestos ambulantes, encontramos una caja que contenía un petardo llamado “Craterin”. El dibujo de la caja dibujaba una madre sonriente con su delantal y su peinado “Cuéntame…”, soportando un niño en sus brazos henchido de felicidad. Este niño llevaba en sus manos un petardo la mitad de grande que él, dispuesto a ser prendido por un señor, que debía de ser su padre, quien lucía una cerilla encendida mientras sonreía. Las instrucciones de la caja del “Craterin” advertían que uno debía alejarse cincuenta metros del lugar del “explote”. Así que lo pusimos en mitad de la calle, encendimos su mecha de medio metro y empezamos a correr calle arriba como perseguidos por David Bustamante entonando baladas.

Sin duda, se imaginaran que el bufido que soltó el “Craterin” este fue de órdago. El estallido fue tan brutal que la onda expansiva derribó dos farolas y seis árboles. A cincuenta metros la nube de humo que levantó tiznó nuestras ropas y nuestras caras, y no sé muy bien como fue que pasó, pero los pelos se nos quedaron de punta y grisáceos del todo.
El estampido rompió cristales, disparó alarmas, silenció a los perros que momentos antes ladraban histéricas ante el ruido de los petardos… al día siguiente leí incluso, que hasta una avión de la TWA que sobrevolaba la zona había perdido el rumbo como consecuencia del “viaje” que pegó nuestro “Craterin”. Sonó como un ¡BAAOOUMMM! que merecería tantos signos de exclamación que necesitaría horas para teclear. Y claro, se imaginarán también que tras disiparse la nube de humo negro apestoso que nos invadió, se descubrió ante nosotros un inmenso cráter humeante de unos seis metro de profundidad por unos… veinte de diámetro.

Dos dotaciones de policía se presentaron ante el cráter, ciertamente alarmadas por la deflagración de nuestro superpetardo. Unos rostros poco amigables descendieron de aquellos coches con sirena y nosotros temimos lo peor… y estábamos sin cámaras. Miraron el cráter muy enfadados y después nos miraron reprobantes a cada uno de nosotros. De pronto, uno de ellos advirtió los restos de caja de “Craterin” con la tía sonriente, el niño en brazos, el pavo con la cerilla encendida, la abuela de fondo fumando y… se obró el milagro.

- ¡Eh mirad, es el “Craterin”! - le dijo a los otros, abriendo una gran sonrisa de domingo.

Al verlo, los otros también sonrieron.

- ¡Caramba chicas! ¡Esto si que es un petardo! ¡Menudo “viaje” más divertido!

Tras pronunciar aquella ocurrencia, el policía de marras soltaba una enorme risotada, y sacaba de debajo de su gorra una bolsa de “Bocabits” empezando a dar buena cuenta de ellos

- Cuando yo era joven tiré uno de esos a las puertas de un asilo, diez ancianas se quedaron bizcas para siempre y provoqué tres infartos… ¡¡¡JAJAJA!!! – reía complacido.
- ¡¡¡JAJAJAJA!!! - Reían todos al unísono mientras se abrazaban entre ellos y contenían esfínteres.

Y es que estas cosas pueden pasar. Al apreciar que aquel extenso cráter había sido una consecuencia del “Craterin” que buenamente habíamos lanzado la noche de San Juan, como que apaciguó los ánimos de aquellos policías de turno de noche. Como les contaba, aunque reparar aquel abismo iba a costarle una millonada al consistorio de turno, no había sido provocado por una mala ostia en moto, y no había que inculpar a nadie, y a nada más, que a la magia de esa noche. Los policías se despidieron ofreciéndonos un puñado de “Bocabits” y después de besarnos, se fueron con sus sirenas tras recomponer sus muecas aguerridas y despiadadas.


miércoles, 17 de junio de 2009

¡BURRA!


Ayer sin ir más lejos, entré en un estanco a comprar chicles y unos pimientos del piquillo, cuando observé que pese al aire acondicionado, los compradores y compradoras salían del establecimiento entre aspavientos y blasfemias ante el fuerte subidón de los precios del tabaco. Blandiendo “hayqueveres” y quebarbaridades”, la gente se guardaba sendos paquetes de tabaco en sus bolsillos mientras en el monedero ya no guardaban nada. Señoras acaloradas que entonaban el salmo del “no hay derecho, como voy a cantar ahora el fumando espero, si ya no puede una ni llevarse un pitillo a los labios de arriba”, salían verdes de la ira.
Quinceañeras con tacones de seis palmos para fingir los dieciocho, que se mesaban los cabellos ante los desorbitados precios del “fume”, se veían venir que; o dejaban de fumar, o dejaban de f… porque ni suelto les quedaría para los preservativos con sabor a cebolla.

A todas estas que don Tulio, no sé si se llamaba Tulio pero cara de don Tulio tenía, pagaba su viciamen mientras exclamaba en sonora voz alta y clara: - ¡¡A ver si echamos al Zapatero este porque va a acabar con nosotros!!
¡Claro...! Exclamar furibundo que el Presidente del Gobierno pretende matarnos a todos subiendo precisamente los impuestos que afectan al tabaco… me parece de un simplismo demasiado lacerante. Demasiado incluso para el nivel de don Tulio. Se ganó la respuesta airada de la estanquera quien le espetaba que era el tabaco lo que le iba a matar, no el Sr. Zapatero. Nos mataría a todos si subiera los impuestos del pan, de la gaseosa, o de la uva. Pero mis pimientos del piquillo me siguieron costando lo mismo que el día anterior.

Pero es que es el discursito aburrrrrrido de los derechunos de toda la vida. ¿Qué tendrá que ver los c… para coger trigo…? Yo soy “zapaterista”, de los menos abnegados, vale, pero aunque fuera Rajoy quien gobernara sé que reconocería que; ¡a ver que gobierno es tan mono él de lidiar con una crisis tan morrocotuda como la que tenemos encima! Y, a ver que gobierno ante una crisis tan gorda como esta, no acaba resolviendo retorcer los impuestos, un poquito más, con cara de lujuria.

Me hubiera gustado preguntarle a la Tulia esta, si su ejercicio de diatriba verdulera fue un manifestar de su activismo y compromiso político, o si por el contrario, se me ocurre, ni siquiera fue a votar el 7J. Pero seguro que sí, seguro que fue una de las histéricas eternas que con tal de joder “zapateros”, agarran sus sobrezuelos con voto de derechas, y los depositan aguerridos en las urnas, mientras entonan el himno de infantería, pongo por caso.

Y es que esa es la enorrrrrrme distancia entre la izquierda y la derecha de este país. El ardor guerrero por un lado, eso quedó claro, pero también el mantenerse fiel a sus ideales pese a quien pese. Aunque se escape a toda lógica o razón. Los “izquierdas” somos más pasivos, más leales, sin duda, pero nuestra manera de castigar “zapateros” es no yendo a votar, ¡Menuda lelez! Las otras siempre votan, sieeeeeeeeeeeeeeeeempre. Por eso nos dan con un periódico doblado en los morros cada ocho años. Parece que no saben hacer otra cosa que rendir pleitesía obstinada a su “reverenda”… Tan fieles incluso, que a veces uno puede llegar a encontrarse a los Tulios de rigor, quienes repiten como loras los argumentos más inverosímiles a los que se puedan acoger… y sin ponerse rojas ni nada, las tías.

miércoles, 13 de mayo de 2009

No a los Bollos indiscriminados y facedores de falsos placeres



Pues bien, como te iba diciendo ... estoy nerviosa como yo sola, verás: ya sabrás querido mío que hace tres meses que no fumo, y digo ya sabrás porque te lo comenté extensamente. Bien, ya que no me lo preguntas, te diré que ha sido duro y hecho a pelo (sin parches ni chicles de metadona.. ¡ay perdón! de nicotina quería yo decir, ¿en qué estaré yo pensando?)
Pues nada, que me lo he currado todo yo sola, a golpe de bollo y madalena. He caido voluntariamente y a conciencia en todas las tentaciones publicitarias imaginables, me he esforzado por desayunar varias veces al día, he sudado cada cucharada de guiso excelentemente condimentado y he rebañado todos mis platos con delectación hasta que... ha llegado el calor y he intentado enfundarme -mejor diría incrustarme- en uno de los pantalones de primavera de la talla que, por lo visto, ya no uso y además, esta misma tarde, se me ha ocurrido ir a pesarme a la farmacia y... te relato brevemente:
Entré en el establecimiento con paso firme y decidido, como quien finge indiferencia por su destino, puse los veinte céntimos en la ranura, me puse tiesa, metí la barriga para que pesara menos y .... ¡CIELOS! me quedé instantáneamente petrificada con el tiqué en la mano temblorosa; allí permanecí unas dos otres horas paralizada hasta que la mujer de la limpieza me sacó el polvo y de dio cuenta de que era yo una clienta rezagada y no el ANTES de un anuncio de OBEGRAS.

Ahora te escribo, más que nada para decirte que ya estoy en casa, que he llegado bien y que no sé si ya me veo sin comer bollos y me gusto...pero lo estoy intentando.

jueves, 7 de mayo de 2009

Mi vida en Terodáctila



Todo el mundo cometemos errores. Sin embargo hay personas que parecemos predeterminados a “meterla” con cierta continuidad. Lo hacemos arte, de manera irrevocable, con contundencia, irremisiblemente... A poder ser con espectacularidad, con chulería y con determinación. Porque si de meter la pata se trata: se mete de verdad.

Hace unos años cometí uno de esos grandes errores que guían mi vida cual estrella polar en plena travesía oceánica. Por suerte, de los errores garrafales también aprende uno, así que años más tarde, ante una nueva decisión de las de trascendencia máxima, pues he recordado mi tendencia natural a cagarla en solitario, y en el último momento opté por “rajarme” como una sandía. De esto último no voy a hacer más mención que esta que ha sido. Simplemente me congratulo alborozado al pensar que en algo he aprendido la lección.

Hasta hace unos años, estuve viviendo ocho en un pueblo del extraradio terodactilonés . No se estaba mal, pero a veces me sentía tan atado a Terodáctila que un día decidí hacer las maletas y mudarme a esta gran urbe. No lo pude hacer peor. Me equivoqué. La cagué hasta el punto de que sólo ahora me atrevo a reconocer que volver a Terodáctila ha sido el mayor error de mi vida. Con diferencia a otros, por cierto.

No sé que es lo que esperaba encontrarme en esta ciudad, a estas alturas no lo sé muy bien. Pero maldigo mi ingenuidad porque ahora todo me decepciona. Terodáctila me supera.

Y como siempre decimos; cuando las cosas van mal siempre son susceptibles de ir a peor. Así que por si tras una noche de alcohol se me ocurriera enmendar tal error, recién llegado, los precios de los pisos en Terodáctila empezaron a bajar y a bajar… no fuera el caso que me pudiera escapar de la ratonera.

Terodáctila es una ciudad bonita; con sus calles, sus placitas, sus trileros, y sus zonas azules. Sin embargo sólo es una ciudad. Mi problema con Terodáctila es todo el valor simbólico que yo mismo le atribuí desde fuera. Ahí me las he dado de narices. Terodáctila no es tan “bella” como desde fuera yo me la imaginaba. Es fría, demasiado individualista, en extremo interesada. Es falsa, oportunista, y me quema. Además, tiene el enorme privilegio de hacerme sentir solo. Mi amor por Terodáctila fue platónico, cierto, tanto que cuando fui a besarla me di cuenta de que tenía bigotes con puntas de alfiler.

La Terodáctila de mi mundo simbólico me ha decepcionado con tanta intensidad que deseo con fuerzas volver a largarme de aquí. Alejarme de ella, quizá para seguir vinculado a sus servicios, no lo niego, pero tú en tu casa y yo en la mía, como en los mejores amores.

lunes, 27 de abril de 2009

PALABRAS AUSENTES

Me despierto a las 7 con un humor de perros. Suena mi "celular" a lo lejos, no me va a dar tiempo a cogerlo. No pienso levantarme y me empieza ya a doler la cabeza... Tras un breve silencio oigo el molesto pitido indicador de que tengo un mensaje. La mala leche ya no es incipiente sino que avanza a pasos agigantados, me levanto, llego al maldito aparato y veo en pantalla un número que no reconozco: ?¿?¿?
Alguien a quien no he visto en mi vida me escribe: “Buenos días preciosa, que tengas un feliz día. Te quiere de corazón tu príncipe” Aún con el teléfono en las manos no sé bien qué hacer…. Quiero que esas palabras sen para mí, pero sé de sobras que se las he robado a otra, mejor se las he tomado prestadas y decido que me las quedo toda la mañana


Por un momento pienso: “a lo mejor no es un error y de verdad de la buena que hay alguien sobre la faz de la tierra que siente esas cursiladas por mí y me ha mandado un mensaje para decírmelo”.

Sin tomar ninguna decisión por el momento, me dispongo a desayunar y vestirme, tengo que marchar al trabajo y centrarme en mis asuntos. Paso toda la mañana debatiéndome entre decir algo o callar… aplazo el momento porque sé que mientras no reaccione esas palabras me pertenecen completamente y alguien me ha llamado preciosa y me ha deseado un feliz día, por lo tanto decido postergar el momento y lo disfruto.


A la hora de comer me decido finalmente a devolver lo que no me pertenece, voy a escribirle un mensaje y a decirle a este misterioso enamorado que se ha equivocado y que debe mandar el mensaje a su auténtica destinataria porque lo tengo yo y no ella…


Me cuesta pero, lo hago y…el dulce amante me contesta de nuevo con gran amabilidad; tanta que me deja de nuevo patidifusa, destrozada y casi enamorada locamente. Por un instante me dan ganas de llamarle enloquecida de amor y decirle que nos larguemos y que somos el uno para el otro porque la verdad es que “me ha hecho tan feliz como hacía tiempo no lo era y…”. Recobro la cordura, regreso al aburrimiento de la sensatez y le contesto agradecida que no pasa nada y para terminar le deseo de todo corazón que la vida le trate bien.


Se acabó, sólo eran unas cuantas palabras, tomo mi teléfono y acepto la opción: eliminar todos los mensajes entrantes. Al fin y al cabo ni le conozco, puede ser horroroso, un maltratador, alguien deleznable, despreciable, monstruoso y sólo han sido unas palabras que ni siquiera eran para mi; unas palabras que ahora ya no están; sólo son unas palabras ausentes. Sí, seguro que ese tío no es lo que parece, seguro que incluso le huele mal el aliento, seguro que es mucho más joven o mucho más viejo que yo, seguro que es … me voy a la cama tras matar su fantasma, no le dejaré ni entrar en mis sueños.