viernes, 30 de enero de 2009

Gritos de delfín


Hace unos días estaba parado ante un semáforo en rojo cuando a mi izquierda oí como un grito diferente. Era como el sonido que emite un delfín, pero mucho más amplificado y largo; como un grito agudo que se sostiene y que no contiene vocales. Quedé un poco extrañado en tanto que el sonido me resultaba desconocido, pero una señora que ya había iniciado el cruce de la calle me ayudó a observar. Esta señora que también había oído lo mismo que yo, giró la cabeza hacia su izquierda, reconoció el foco de sonido, sonrió, y continuó caminando.

A mi izquierda, a no más de un metro, se había detenido un autobús azul y estaba desplegando una rampa hasta el nivel de la calle. Un hombre en el exterior del autobús, la rampa, y en el interior un chico sentado en una silla de ruedas. Este chico debía tener unos 25 años pero su cerebro no le dejaba bajar por su pie, tal vez tampoco le dejara hablar, y mantenía sus brazos y sus piernas agarrotados, a veces entrelazados. Lo que en nosotros es una mueca en él era su rostro. Y su rostro quizá no fuera del orden de nuestras formas de rostro, pero expresaba la máxima de las felicidades posibles en un ser humano. Tanta, que después que a la señora, a mí también me arrancó una sonrisa.

El grito de delfín había emergido de su garganta, y continuaba emergiendo con impaciencia mientras la rampa bajaba lentamente y al otro lado veía a quien debía de ser su padre. Eran las 6 de la tarde y quizá se hubieran visto por la mañana, pero la alegría de aquel chico de reencontrarse con su padre, no tenía límites.

Primero pensé “pobrecillo”, pero al segundo pensé... “o pobre de mi, que ya quisiera yo que alguien me recibiera de esta manera cada tarde”. Porque yo, que soy “normal” contengo mis emociones por un estúpido recato que me impide decirle a mi hija o a mi pareja, que son lo que más quiero en este mundo, a cada momento que lo siento, y con la misma intensidad con que lo siento. Y estoy seguro de que esto es así en todos los “normales”. Hemos hecho del autocontrol de las emociones caricaturas de nosotros mismos, y a ellos, a los que no están pendientes de quien les mira a su alrededor, les decimos “pobrecillos”.

Un día de estos me volveré a pasar por el mismo sitio a la misma hora. Quizá vea la misma escena y quizá, de nuevo, un grito de delfín me arranque una sonrisa.

Francamente querida, eso no me importa.

Sé que esto se me pasará, pero ... ahora siento que hace unos días yo, yo y sólo yo me senté ante un teclado con pantalla incorporada y sentí que era libre. Atrás quedaron las quinientas croquetas que ya había congelado y los dosmil litros de caldo que habían corrido la misma suerte que las croquetas... Sentí que nadie estaba cerca y que era fácil, extremadamente fácil ser yo. La vulgaridad de la sensación me avergonzaba, mi pijama de rayas verdes y blancas me encerraba en mi cocina de concentración; las alambradas eran las estanterias que, por supuesto, debían estar bien surtidas de todo tipo de alimentos que me hicieran merecedora del adjetivo deseado: la mejor ama de casa, la más hacendosa, la más organizada, la más ... La bipolaridad de mis deseos y mis necesidades me golpeaban como si de un látigo se tratase.
¡¡¡¡A la mierda!!!! y en el silencio de mi silla recién desengrasada me sorprendió un sonido más intenso que el vacío de mis "tuperwares" perfectamente almacenados, era maravilloso y un universo youtube se desplegaba ante mis ojos y la voz desgarrada, qué digo desgarrada ROTA de Janis Joplin me recordaba que yo era exactamente lo mismo y la misma que veinte años atrás había pasado toda una noche entera escuchando la misma canción para ... no sé para qué, pero lo hice. Little girl blue.
Al día siguiente, igual que pasará mañana, todo seguía igual, menos una molesta resaca que fue mitigando sus servicios a medida que aumentaba el consumo de agua. Y yo, tanto tiempo y tantas resacas después, me pregunto porqué narices, habiendo pasado todo lo que ha pasado, continúo amando la decadencia de estos momentos en los que ni la protagonista de Lo que el viento se llevó me llega al milímetro cero de la suela de mis zapatos en su sufrimiento barato y peliculero. ¿Cómo se puede vivir sin recordar constantemente esta sintonía final que nos lleva a desear que nuestra vida sea algo más allá de nosotros mismos y mismas?

jueves, 29 de enero de 2009

Estaciones "fantasma" en BCN







Esta mañana me han contado sobre la existencia de estaciones "fantasma" en el metro de Barcelona. Son estaciones de metro que antes funcionaron como tal, y que por alguna cuestión ya han quedado en desuso. Sin que nosotros lo sepamos, los metros de hoy aun circulan por estas estaciones "ocultas". Raudo y veloz me he puesto a buscar y a rebuscar por este mundo de internet toda la información posible sobre el tema y he encontrado cosas interesantes. A mi personalmente me ha impresionado sobre todo un testimonio de estos que he leído por algún blog ,que cuenta “que si te enganchas al cristal del metro entre las estaciones de Liceu y Drassanes, puede verse algún banco de la estación de Correos”. No sé, hay quien peina bombillas y hay quien, como a mí, estas cosas sobre silencios, oscuridades, y abandonos, me llegan.

En el momento de visitar la web que os comento, algunas fotos no descargaban bien, sin embargo “estamos en tratos” con el padre de esta criatura para que lo revise… claro que a lo mejor no quiere revisarlo…

Recrearos con lo que podáis.

martes, 27 de enero de 2009

Espacios que vivieron



Hay lugares en el mundo que antaño tuvieron vida; con personas que iban de un lado para otro, tal vez con la prisa y el estrés del que ahora nos pensamos Creadores. Son espacios abandonados ya. Terminaron con su función, se quedaron sin personas, y han ido muriendo hasta empezar un proceso de desintegración análogo al fin de la vida.
Son lugares que alguien descubre y que fotografía. Las recoge en su web y las expone. Tom Kirsch es el autor de estos reportajes. Os invito a que veáis su espacio, y a que leais algunas de las cosas que dice.
Tal vez sean imágenes que te invitan a pensarte solo; que te invaden de la sensación de soledad que da cualquier final. Pero a mi me transmiten vida: las vidas que fluyeron en estos lugares.
Como anédota os explico, que Tom Kirsch no acepta indicaciones de la existencia de estos espacios. Quiere descubrirlos él solo, con su cámara y su intuición.

lunes, 26 de enero de 2009

L'amor que no m'espanta

Lluny de l'amor ferotge de l'origen,
lluny de l'amor que inventa la ment com a refugi,
l'amor que ara em consola no té urgències.
Càlid, respectuós: l'amor del sol d'hivern.
Estimar és descobrir alguna promesa
de repetició que tranquil·litza.

Aquests poemes parlen d'esperar.
Perquè, sempre, l'amor és un assumpte
de les últimes pàgines.
No hi ha cap més final que pugui estar
a l'altura de tanta soletat.

Joan Margarit
A les poesies de Margarit sempre hi passen moltes coses normals, però ell les dibuixa amb una intensitat impressionant, les seves reflexions em deixen uns dies pensant i repensant les paraules i els fets que imagino.
Estic convençuda que moltes persones de les que diuen que no els agrada la poesia haurien de poder llegir a Margarit i altres autors com Javier Egea, Luís García Montero, Antonio Jiménez Millán, Txema Martínez, Vicente Gallego... Són escriptors actuals que ens parlen de temes que ens poden arribar amb un llenguatge que es pot entendre.
En aquest espai m'agradaria donar a conèixer els texts d'alguns d'aquests poetes.
Avui començo amb Margarit a qui coneixo en persona, gràcies a les vegades que ha vingut a la Universitat de Lleida a llegir els seus texts.
Jo el definiria com una persona senzilla, afable i propera; un home que ha patit molt les pèrdues de persones estimades i que escriu sobre el que sent amb una magnífica tècnica que combina a la perfecció amb una intensa profunditat d'emoció.
Sentiu les seves paraules amb la seva greu i a la vegada dolça veu.

domingo, 25 de enero de 2009

Inolvidablemente

Era un bar de los que no suelo visitar. Había llegado a Barcelona hacía tan sólo una hora y me sentía fantástica. Era una completa desconocida para todos y ellos lo eran para mí.
Al cabo de unos minutos entró el muchacho que ya no lo era tanto, ambos se saludaron y empezaron a contarse cosas y cosas y cosas. Ella tenía ganas de que aquella situación no acabara jamás, o que, por lo menos, durara todo lo posible. Se sentía hermosa, contenta, feliz y joven.
Una música empezó a sonar cerca de ellos empapando sus recuerdos de una nueva nostalgia; una nostalgia rara y diferente.
"No deseaba regresar al pasado, me gustaba ese presente y no quería que se borrara de él la suave pincelada y el aire fresco que inolvidablemente vivirán en mí"

Hay fotos que no duelen tanto



Algunas veces sucede que una foto queda bien. Curioso acontecimiento si una de las personas que participa en ella suele horripilarse siempre que ve su imagen reproducida fotográficamente. ¿Por qué? Ahora, henchida de orgullo añado esta imagen en la que me veo incluso dulce al lado de mi amiga Carmen y de nuestras respectivas hijas: Aroa y María. ¿Verdad que es bonito que los nombres un día tengan cara?

¡Odio posar para las fotos!

Observen la foto anexa. Es importante porque es una foto navideña, a pesar de que el interfecto, que soy yo mismo, parece tener unas tenazas aprisionándole fuertemente, vamos a ser correctos, un dedo del pie. El asunto es de conflicto, puesto que si derramas tu ira ante el objetivo de una cámara cuando te apunta, no sólo te perpetúa en esos trances sino que además te hace merecedor de todo tipo de rechace social y parafamiliar. Una retahíla de adjetivos quizá, sólo comparable a los que recibe un heterosexual a quien no le gusta el fútbol, te condena y mortifica durante el resto de tus días.

Sin embargo, yo me planteo: ¿A nadie más le pasa eso? ¿A nadie más le revienta cual caca de vaca que se desprende del cielo y le cae a uno sobre la cara, que le hagan posar para una foto con sonrisa dominical? ¿Sólo me pasa a mí? ¿Sería tan engendro, tan raro, y tan irrespetuoso si un día gritara poseído por la furia "iros a defecar a la vía y no me hagáis fotos? ¿Se han fijado en mi tez descompuesta y en la sonrisa bobalicona de quien aguanta el tipo, por no ser desagradable con quien no te ha preguntado si te importa que te hagan una foto, sino que por el mágico artículo 14, va y te la hace?Es que encima después me veo y me irrito porque he quedado como un culo con granos. Es que encima, alguien va y te dice "es que este chico no queda nunca bien en las fotos... habría que aplicarle un correctivo....”

Y eso no es lo peor; lo peor sin duda son las fotos modelo: "álbum Egipto". Esto es ir paseando ensimismado en la naturaleza, o vadeando monumentos en misteriosas ciudades, y que alguien irrumpa tanta placidez con un estridente "poneos, poneos..." presto a inmortalizar un momento que le ha parecido inmortalizable. Por no hablar del trasiego de cámaras; primero la de Concha, después la misma pose para Obdulio, después la de Paca... ¡14 veces la misma foto! ¡Ya está bien!

Ya sé que la vida está rellena como un pavo de convencionalismos y de los comportamientos sociales que otro espera indefectiblemente de ti. Lo sé.
Y a uno le gusta hacer fotos, claro que sí, y que se las hagan, ¿Porqué no? Pero, pese a quien hiera, me molestan las fotos de “mira el pajarito”. Nunca es cierto además que alguien te esté enseñando el “pajarito”. Hasta en eso las fotos de pose dominical son falsas.
Me gustan las fotos de monumentos, de paisajes, de ciudades, de piedras, de puentes, de fachadas que se caen y de anécdotas. Fotos espontáneas en la que a uno le pillan distraído mirando un insecto, o rascándose la nariz. Fotos divertidas o con las que revives un momento. No las fotos precongeladas de pose que lo único que hacen es esconder lo que hay detrás. Quizá sean fotos las que propongo que no rellenan mucho álbum como si estos fueran pavos, pero sí son las que rellenan el recuerdo

viernes, 23 de enero de 2009

Soy un desgraciado, soy un canalla...

Ser un desgraciado... puede no ser exactamente lo mismo que ser un canalla. Los desgraciados también pueden ser perdedores. sin necesidad de tener mala "voluntad", eso parece que en ingés no existe, o yo no lo conozco. Canalla y/o desgraciado; dos palabras tan diferentes y en una traduccion de un tema de Radiohead se interpretan del mismo modo.... Estos anglosajones me confunden, pero merece la pena escuchar Creep porque da unas ganas terribles de volver a empezar a hacer lo que sea pero a hacerlo de verdad y eso ya es mucho más de lo que esperaba cuando cogí el tren esta tarde destino a Barcelona.

Son las once de la noche

Este blog nace para convertirse en el punto de encuentro de dos personas, y quizás de alguien más. Nace a las once de la noche de este sábado noche tras un parto natural. Las contracciones no fueron especialmente dolorosas, el bebé estaba bien colocado y todo fue según lo previsto para estos casos.
Nosotros dos, Salva y Montse (padres de esta hermosa criatura que ha pesado al nacer una tonelada de recuerdos y proyectos) le hemos dado un nombre de mutuo acuerdo: "No importa si hiere". Jamás hubiéramos elegido un nombre así para nuestros hijos humanos, supongo, pero inspirados por la música de Radiohead y el perfume de la cebada nos decantamos por este nombre/verso.
Empezamos sin más:
"La gente cree que persigue una estrella y acaban como peces rojos dentro de una pecera..." Esto lo dice una joven de doce años en la novela más fascinante que he disfrutado ultimamente: La elegancia del erizo de Muriel Barber; un libro para leer y digerir poco a poco, con una intensidad de emociones en su historia tan dura como puede serlo la trama de una novela romantica en la línea de Cumbres Borrascosas que, por cierto, ha encontrado una nueva versión en la saga de la novela más leída por nuestros adolescentes: Crepúsculo.