jueves, 8 de octubre de 2009

Premio Nobel de Literatura 2009


He de interrumpir mi proceso personal
porque creo que esto es una noticia quizás importante...
y en medio de mi verborrea pagana
introduzco este FLASH informativo
porque me siento orgullosa de que
un nombre de mujer que además
cultiva el género lírico sea la "agraciada"
-hermosa palabra- con el Nobel de Literatura.

Paso directamente a la crónica:

Hoy jueves 8 de octubre se ha hecho público el Premio Nobel de Literatura 2009, que este año ha recaído en la escritora Herta Müller, novelista, ensayista y poetisa alemana.
La escritora premiada ha publicado dos libros en Ediciones Siruela, una editorial por la que siento una especial debilidad:
El hombre es un gran faisán en el mundo, este libro es el retrato de la desintegración de la comunidad germánica asentada en una Rumanía rural, atrapada en una atmósfera opresiva de insólita dureza. Sus páginas plasman la calidad literaria de Herta Müller, ya revelada en su libro de relatos En tierras bajas, que despertó un gran interés en la crítica. Müller esboza la historia de un pueblo y sus habitantes, reflejando su desesperanza cotidiana, sus conflictos, supersticiones y sueños, en un relato casi poético por la viveza de sus imágenes, el ritmo y la modulación de su prosa.
En tierras bajas: es un libro que reeúne quince relatos –localizados mayoritariamente en un mundo rural– La familia, la muerte, los juegos infantiles, el sexo, la iglesia y la escuela, el baile, los animales y el huerto se van plasmando con una engañosa ingenuidad filtrada por una protagonista infantil aunque nada ingenua, que convierte la realidad en brutal pesadilla.
Voy a añadir a este artículo un fragmento de una entrevista que se hizo recuientemente a Herta Müllern para que podamos hacernos aq la ideaq del monstruo literario ante el que nos encontramos...
"—Alguien ha escrito que Herta Müller es una “cronista de la vida cotidiana...” Sin embargo, una de las cosas más interesantes en sus textos es precisamente lo que escapa a esa misma cotidianidad, ese juego entre atavismos, mitos populares, escatología y supersticiones... ¿Se puede entender esto como una contradicción? O por el contrario, todo este juego, que también es un recurso literario, ¿lo que hace es reforzar ese narrar el “mundo cotidiano” del que ya usted hablaba antes?—La literatura es algo totalmente artificial. Y justamente para captar realidades, debe ser artificial. Los diálogos generalmente no son lenguaje hablado, oral. El lenguaje oral en un libro es algo diferente al lenguaje hablado. Para que el lenguaje oral funcione tiene que ser artificial. Y así sucede, creo yo, con todas las cosas. Yo trabajo con esta artificialidad y naturalmente con cada truco y con todos los medios para captar lo más posible de una frase, una persona, una situación.La mitología, la superstición o lo arcaico son también poesía. La superstición es la poesía de las gentes sencillas y posee también algo de fascinante. De ahí que encaje fácil en la literatura. La literatura no es lo único poético. La vida también es poética. El mero hecho de escribir literatura no nos convierte en personas especiales. En verdad, en casi todo lo que hacemos dependemos de la mirada de la gente que no escribe literatura. Esas personas son nuestro material y con ese material hacemos algo. No poseemos nada especial, propio. A lo sumo, podemos armar algo a partir de lo que vemos, y según lo bien o mal que lo armemos, tanto mejor o peor será. Creo que en la música no ocurre nada diferente con los sonidos. Ídem en las artes plásticas o la pintura. A veces, cuando escribo, me digo: aquí debo introducir una canción. Esas canciones populares rumanas son increíbles, la más pura lírica. Sorda estaría si no supiera escucharlas. Escriba o no escriba, esas canciones me gustan. Pero claro, cuando estoy en un texto trato de hacer con ellas lo mejor posible, ponerlas donde quiero que estén. Lo que escribo debe transportarme a mí misma, arrastrarme. En ese sentido, no es sólo construcción, es también emoción. Sin embargo, a mi entender, la emoción sólo está realmente ahí o sólo echa a andar si la construcción es buena. Y a la inversa, siendo buena la construcción, el conjunto se sostiene, mantiene el equilibrio".

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