martes, 13 de abril de 2010

Los Ministerios privados del dinero



Por: Pale Rider

Estamos acostumbrados a soportar sus rígidos horarios de señoritos, y no lo digo por quienes están en la ventanilla. De 9 a 9.30 te cobran los recibos, fuera de ese horario, sírvase usted mismo, al cajero. De 9.30 a 10.30 si tienen servicio de telentrada puedes ir a comprarla o recogerla. Los martes y los jueves para tal cosa, los lunes, miércoles y viernes para tal otra. Los sábados, ¡aaah, no! Los sábados no se trabaja, o por lo menos no se abren las puertas al publico, así que si necesitas hacer alguna gestión tienes que pedirte unas horas libres en el trabajo (sí, horas) en las que lo mejor es llevarse un libro, una revista, un periódico o incluso una consola de video juegos, porque ya que vamos a perder el tiempo, por lo menos hagámoslo entretenidos. En la ventanilla, ahora mostradorcillo, un par de empleados se afanan por hacer disminuir la cola que se les va generando, mientras diecisiete más están en sus quehaceres y de vez en cuando rebotando a la cola a algún espabiladillo que intenta agilizar sus trámites.

Tan claro tienen que nuestro dinero va a ir a parar a sus manos que ni se molestan en dar un buen servicio “¿para qué? Ya vendrás” es su lema. Vendrá tu nomina, tus recibos, tus cargos de tus tarjetas de crédito, tus devoluciones o pagos a Hacienda, y ellos no habrán tenido que mover ni un dedo, tan sólo cobrarte comisiones, por el correo, por la tarjeta, por la cartilla, por el uso del cajero automático fuera de sus oficinas. Y encima se vanaglorian de sus beneficios, y como a un experto escuché decir por la radio “¿cómo va atener problemas nuestra banca si su máximo negocio es estrujar al cliente?” a ese abducido que si huye va a caer en otras garras similares, a ese rehén del sistema. Para colmo, algún ejecutivo iluminado, de esos que van buscando el ahorro de costes tuvo la idea de vendernos la idea de hacer las operaciones por el invento de Internet; que se hagan sus operaciones ellos solitos: Metan, saquen dinero de aquí para allá, es mano de obra gratis, en sueldo, en impuestos, cotizaciones a la seguridad social, ellos solitos se lo hacen todo, ¡y encima nos pagan! Alguien puede reflexionar y decir “joe, es que somos tan tontos que se lo damos todo mascado”. Yo creo que no es así, es una parte más de su maquiavélica maquinaria. Te dan mal servicio, te hacen perder tiempo, te abruman con números, con cláusulas y de pronto encuentras una puerta a todo eso, desde tu casa, te conviertes en un Juan Palomo, esto aquí, aquello allá, y a ver como tengo esto, sin darte cuenta de que te has convertido en un trabajador más que solo cuenta como cliente. Y como cliente tienen que venderle sus productos, para eso tienen el correo convencional, el electrónico y el inmoral spam telefónico que se mete en tu casa, en tu coche, en tu bolsillo llamando a la hora que le place y donde les plazca.

Eso sí, los comercios que habrán todos los días y a todas las horas, que las fabricas funcionen a tres turnos o cuatro, que toda esa maquinaria industrial y comercial que hace mover la economía y de la que en buena parte son propietarios trabaje a todo trapo y si puede ser a ver si volvemos a los tiempos de la revolución industrial, porque claro, si esto no funciona, deslocalizo, que otros muchos otros países están en el espacio tiempo del siglo XXI, pero en el de la practica productiva de principios del siglo XX.

A todo esto ¿sus trabajadores se han planteado su futuro? En las industrias los robots y los automatismos han reducido los costes de personal, todo bajo la hipócrita justificación de eliminar los puestos más penosos, insalubres y lo caro que sale un operario (claro que esto último no lo dicen abiertamente). Los trabajadores tendrían que plantearse que su sustitución puede ser mucho más sencilla y barata. Solo se necesita un ordenador con el que nosotros, los clientes les estamos sustituyendo.

Por cierto, voy al cajero automático a actualizar la libreta y ver si me han ingresado la nomina.

1 comentario:

  1. Bueno, pues al hilo de mi post anterior, yo no creo que los hombres acabemos siendo sustituidas por máquinitas que loo hagan todo. O quizá sí, pero al frente de una buena máquina que lo controle todo, acabaran por colocar a una rubia bien teñida, con unos pechos tan grandes como melones. Eso sí, no por eso tonta; más bien dominate, tirana, díscola y bien calienta-braguetas para dominar la neurona masculina en todo momento.

    Descripción interesante del capitalismo más voraz posible.

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